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El bar de la perversión V.
Fecha: 27/11/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Sexo en Grupo Autor: GordMadrid, Fuente: SexoSinTabues30
... rápido, como una loca. Se le había olvidado la vergüenza o lo mismo hasta donde estaba y gemía pringada hasta el alma de placer. Su cuerpecito en pleno florecimiento de la adolescencia había encontrado a un maestro pervertido y no iba a desaprovechar la oportunidad. Se frotaba con la gorda mano de Fermín sujetándose de su brazo, más erguida que antes, mirando al vacío y con la lengua ligeramente fuera, como una perra. Fermín la sujetaba fuerte del hombro con una mano y con la otra se aferraba a la entrepierna de la pequeña retrasada. Los críos no se creían semejante espectáculo. En su corta vida ya habían asistido y participado de perversiones que muchos hombres sólo llegan a imaginar, pero esta explosión de deseo adolescente sólo se veía una vez en la vida. Seguramente a la cría la sobreprotegían en casa y no se hablaba del tema. Y ahí estaban 6 críos y ese toro de hombre abriéndole ese mundo tan maravilloso. Sus grandes tetas se agitaban como flanes y sus babas caían por su barbilla. Sus blancos muslos se cerraban apretando la mano de Fermín y se volvían a abrir, liberándola. -Fijaros que sólo estoy masturbándola el clítoris, no hemos llegado a la vagina. Los niños seguían haciéndose la paja de sus vidas, temían moverme, como yo, por si se perdía el embrujo de Carlota. Sin duda era el momento de la chica, los demás ya disfrutaríamos luego. Fermín sudaba al estar tan cachondo y sujetar a esa gran chica en su primera vez. Empezó a comerle la teta que estaba más cerca de él, ...
... siempre dejando plena visibilidad a los chicos y a mi. Sus dedos hacían círculos a una velocidad frenética y su suavidad había dado paso a una fuerza que la niña correspondía con su cadera. -¡Qué bien! Dijo la niña y Fermín se metió el pezón en su boca, succionando como un crío recién nacido. La niña sujetaba la cabeza del obeso dueño del bar con fuerza. Sus dedos estaban blancos de apretar el poco pelo del gordo. Mientras, Fermín con la otra mano empezó a pellizcar el otro pezón, que enseguida empezó a empitonarse y a crecer de tamaño. La trasformación de la tímida niña que había visto en el callejón con esa pequeña mujer me tenía sin palabras. Sus manos apretaban el brazo y la cabeza de Fermín indicándole cual era su sitio. Ese animal sólo obedecía los deseos de la pequeña pervertida sin necesidad de comunicárselo. Conociendo a Fermín en otra situación ya estaría violando ferozmente a esa puerca, pero en ese momento no. Había más por ganar pudriendo a esa niña de placer, deseo y perversión que haciendo pedazos sus apetitosos agujeros. Su humero coño brillaba entre los dedos de Fermín y su lengua acariciaba sus labios, tal vez añorando los besos de Ángel. Perdida en el placer la niña empezó a dar grandes empujones con su cadera contra la mano de Fermín. La mano que le sujetaba el brazo instintivamente se fue a apretar con fuerza la mesa, dejando vía libre a su obeso amante, que temblaba al lado suya como un jabalí devorando un gran festín. El primer orgasmo de la puerquita ...