Complaciendo a mi Madre - Relatos Eróticos

Complaciendo a mi Madre

... pudiendo comprobar la humedad que emanaba de ella, mi madre, no hacía más que gemir, abriendo más sus piernas como invitándome a avanzar en mi exploración por sus fantásticos montes. -“kevin, no puedo más, no seas malito. Estoy muy caliente amorcito. Mami ha estado mucho tiempo sin tener un hombre en su cama y no ve la hora de sentirte muy adentro. Quiero tenerte, hijito, que me cojas como lo hacía tu padre, que me des y des durante todo el tiempo que quieras. Quiero recibir esa pija enorme que tenés, que me abra toda. Haceme tuya…no puedo más. ”- Consideré, entonces, que mi expedición de reconocimiento había finalizado y que era hora de internarse en la espesura. Lentamente…muy lentamente, fui hundiendo mi índice en su concha, arrancándole un gemido estremecedor: -“Bebé…. mi bebé, me estás matando. ¿Ves como pusiste la cachucha de mamita?”-. No era para menos, su sexo estaba tan rebozante de jugos como si un hombre se hubiera derramado en su interior. No cabían dudas que mi mami, me había regalado su primer orgasmo. -“kevin, mi vida, quisiera tener tu pija en mis manos y no puedo. Mamá quiere darte mucho placer, hermoso, pero ahora debe atender al volante”- Afortunadamente, llegamos a casa. Mamá detuvo el motor y me abrazó y besó con suma pasión. Buscó mi lengua con desesperación mientras su mano se posó apresuradamente en mi bragueta. –“Qué hermosa verga, mi hombre, me moría por agarrarla. No puedo creer que ese pitito hace no mucho tiempo sea la misma pija que me va a ...

... coger hasta el hartazgo esta noche. La quiero. ¡Cómo la quiero! Bajamos del auto, abrimos la puerta de entrada y subimos casi corriendo las escaleras que nos conducían a su dormitorio. Una vez allí, empezó a desabotonar mi camisa muy despacito. La abrió y su lengua, muy suavemente, recorrió mi pecho desde arriba hacia abajo, deteniéndose en mis tetillas y bajando luego hacia mi abdomen. Su mano ya se había adueñado de mi verga y procedía a pajearla con mucho amor. Apretaba el glande como queriendo reconocer la pija que se iba a comer, lo acariciaba y su boca iba hacia la mía y mordía mis labios y se apropiaba de mi lengua y gemía…mi mamita gemía. “-Tranquila, mami…mi amor. Bajame el pantalón y quitame el slip. Podés tragarte mi pija ahora”:- le decía, mientras mis manos magreaban sus tetas, metiéndose por encima de su generoso escote. –“Chupala, mami, hace años que lo espero. Dame lengua hasta que vuelque en tu boca toda la leche que guardo para vos. Tragate mi semen, mi hembrita caliente, que después voy a clavarte hasta que digas, basta por favor. Vas a obedecerme, putita mía. Te voy a montar en todas las posiciones. Mi verga va a entrar y salir de tus agujeros cuando quiera, y no se te ocurra detenerla porque tus nalgas van a conocer mis manos. Te voy a dar mucha pija…mami…toda la que te ha faltado en este tiempo. Mi mamá, mí querida putita. ¡Como chupaba mi verga! ¡Con qué deleite rodeaba con su lengua mi rosado glande! ¡Con qué alborozo iniciaba un furioso mete y saca! ...