1. Seducida por el Verdulero


    Fecha: 07/12/2025, Categorías: Dominación / BDSM Infidelidad Autor: Alma Carrizo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... disimularlo. Es que por más holgado que fuera el vestido, había algo en mi figura que siempre atraía miradas.
    
    —¡Estás hermosa! —me dijo Ángela cuando me vio bajar las escaleras.
    
    —¿No es muy sencillo? —pregunté, ajustándome los aros de perlas.
    
    —Sos Alma —dijo, rodando los ojos—. Aunque vinieras en jogging, brillarías igual.
    
    En la mesa, nos sentamos todas las chicas juntas: Ángela, Lili, Caro, Natalia, Sofía y yo. Entre nosotras, las risas no faltaban, pero nos comportamos bastante bien, considerando que estábamos rodeadas de tías, abuelos y padres. Hablamos de pavadas, brindamos varias veces y fingimos ser santas.
    
    —¿Y esa cara de buena, Alma? —me susurró Lili—. Parecés una monjita… salvo por ese escote que me distrae.
    
    —Callate —dije, riéndome—. Todavía falta la segunda parte de la noche.
    
    Cenamos pastas caseras, carnes, y un postre exquisito que Ángela había encargado especialmente. Todo transcurrió en orden. Ninguna insinuación, ningún comentario subido de tono. Parecíamos un grupo de señoras respetables.
    
    Pero por debajo, todas sabíamos que la verdadera noche empezaba después.
    
    Terminado el café y los brindis, subimos a cambiarnos para la fiesta. Las chicas estaban excitadas como adolescentes, corriendo de un lado a otro, probándose vestidos, zapatos, pintalabios.
    
    Yo elegí algo completamente distinto para la segunda parte de la noche. Quería verme más atrevida, más segura. Y, sobre todo, quería sentirme deseada.
    
    Me puse un vestido negro, ...
    ... corto, de tela satinada, con breteles finos y un escote pronunciado que realzaba el pecho. La falda ajustada abrazaba mis caderas, marcando cada curva. El largo apenas me llegaba a mitad de muslo. Me pinté los labios de rojo intenso y me solté el pelo.
    
    Cuando bajé, Ángela se quedó con la boca abierta.
    
    —¡No podés salir así, Alma! —exclamó, tapándose la boca—. ¡Nos van a matar los hombres del pueblo!
    
    —Yo solo me visto para mí —dije, sonriendo, mientras me acomodaba el vestido sobre las caderas.
    
    —Sí, claro —dijo Lili, pasando detrás mío y dándome un cachetazo suave en la cola—. Para vos… y para que medio pueblo se quede babeando.
    
    Entramos juntas al salón de fiestas. Las luces ya estaban bajas, la música sonaba con ritmo envolvente. Apenas cruzamos la puerta, se notó la tensión masculina en el aire. Varias cabezas se giraron hacia nosotras. Yo me sentí desnuda bajo esas miradas, pero a la vez me recorría un cosquilleo delicioso por la piel.
    
    —Te están comiendo viva —me susurró Ángela, pegada a mi oído.
    
    —Exagerás —contesté, aunque sabía que no.
    
    —¡Alma! —gritó Sofía—. ¡A bailar!
    
    Nos lanzamos a la pista. Nosotras seis formamos un grupo compacto, riéndonos, bailando juntas, rozándonos mientras seguíamos el ritmo de la música. Era un mar de luces y cuerpos que se movían. Yo me sentía poderosa, deseada, viva.
    
    Cada vez que giraba, sentía miradas clavadas en mi trasero o en el escote. El calor subía. La música retumbaba en mis costillas. Y aunque intentaba ...
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