-
Una alumna aventajada: Mi alumna me viola
Fecha: 08/12/2025, Categorías: No Consentido Autor: Lena Hache, Fuente: TodoRelatos
Susana me siempre tonteaba conmigo de forma discreta y descarada al mismo tiempo. Era una chica atractiva y muy guapa que pasaba desapercibida por su timidez. Ella me miraba atenta y lascivamente cuando yo explicaba y nadie más me hacía caso porque estaban armando jaleo. Esa mirada azul desde la primera fila evitaba que me sintiese ridícula. Un día se quedó conmigo después de clase para preguntarme una duda. Nos quedamos solas. Ella me hablaba tan bajito que acerqué el oído a su boca. Ella me la lamió. yo me aparté de un salto. - ¡¿Qué haces?! - Lo siento, profe. Es que dicen que eres lesbiana y... - Dijo muy cortada. - No, Susana, no. Soy tu profesora, no sería adecuado. - Pero, ¿te gustan las chicas? ¿Te parezco guapa? - Sí, claro. Me gustan mucho las chicas y me pareces muy guapa. La chica más guapa de todo el instituto. Pero no puede pasar nada entre nosotras. Primero porque soy tu profesora y hasta que deje de serlo no estaría bien. Y segundo porque la diferencia de edad es importante y más a tu edad. A Susana se le puso triste el semblante. Estaba al borde del llanto. - Pero en unos años igual... - Dije intentando que no perdiera la esperanza, pero no funcionó. - No quiero decir nada en concreto, pero si una chica guapa me pidiera una tutoría en su casa yo iría y si me atase a su cama y me forzase... yo no me quejaría, ni tampoco lo denunciaría, Susana se quedó desconcertada hasta que le guiñé un ojo. - ¿Y si en vez de en su casa te atase ...
... y te violase en tu aula? - Me preguntó con cara de traviesa. - Creo que no cambiaría la situación. Pero, ¿con qué me ataría? - Con las combas de gimnasia. Yo sonreí y me quedé quietecita en mi silla. Susana se fue a buscar las combas. No sé cómo consiguió acceder al almacén en el que se guardaba el material de deporte, pero volvió con las combas. Ató las combas rodeando con cada una una de mis extremidades y una barra de la silla. Mis brazos quedaron atados a los brazos de la silla y mis piernas a las patas delanteras de la silla. Susana se sentó encima de mí y me besó. Sus manos angelicales recorrían mi torso y desabrochaban mi camisa como si nunca hubiesen sido inocentes. Su boca besaba cada parte de mi cuello haciéndome cosquillas. - Si quieres quitarme la ropa deberías haberlo hecho antes de atarme. Ahora te va a resultar difícil. Susana se quedó desconcertada justo antes de bajarse de encima de mí improvisando. - Con desabrocharte la camisa y bajarte las bragas me vale. De momento. - Dijo mientras me bajaba las bragas de un tirón con una maña que me hacía dudar que esa fuese su primera vez. Recordemos que yo estaba sentada en mi silla y ella, de un único tirón, consiguió llevar mis bragas desde mi entrepierna hasta mis tobillos. Su boca llegó hasta mi coño, que estaba mojadito. ¿A quién no se le mojaría si un pibón de ojos azules y pinta de no haber roto un plato en su vida resulta ser un putón que se pone a comerte el coño? Encima con la fantasía de ...