La clínica de fertilidad - Relatos Eróticos

La clínica de fertilidad

Cada quien tenemos nuestras perversiones; algunas más distorsionadas que otras, pero que nos confieren placer.

Soy médico y me gradué en ginecología con especialidad en concepción asistida; siempre habrá mujeres que quieran embarazarse y maridos que no pueden lograr la concepción.

Mis pacientes son de todo tipo y se pueden lograr negocios por todos lados.

Cada vez que llega una pareja a lograr la concepción, se hacen los análisis para determinar si el problema es del varón o de la esposa. Se toman fotos de ambos, así como muestras para los análisis; sin embargo, las fotos de las esposas se ponen en otra carpeta, en un catálogo.

Ese catálogo es para quienes les gusta el sexo con mujeres casadas.

Los clientes se eligen con características similares a los esposos. El cliente decide si le gusta la esposa y se hace el trato.

Se hace una cita con la pareja para la inseminación; al esposo se le da un contenedor para recoger el semen; a la esposa se le pide que se ponga una bata y se recueste en la mesa de exploración; se le administra un sedante y se le pide qué espere.

Esta es mi perversión, ver como se cojen a una mujer inconsciente.

El cliente que pagó por la mujer, entra y se prepara para penetrarla. Él puede hacer lo que quiera, sin dejar marcas. El cliente tiene características físicas parecidas al marido; se le hacen pruebas para descartar enfermedades. Hay un poco de lubricante, pañuelos desechables y cualquier cosa que se pueda necesitar.

La ...

... mujer está lista y el cliente también; yo veo todo detrás de un espejo falso y también queda grabado por cámaras dentro del habitáculo.

El cliente abre la bata, dejando al descubierto el cuerpo; se regocija con los senos y el pubis depilado; esa es mi perversión, ver cómo se cojen a las mujeres inconscientes y como en esa inconsciencia, ellas llegan a disfrutar.

Él se quita la ropa, no me interesa ver su cuerpo, tan solo veo la erección y la excitación; ese falo erecto, la cabeza del glande a punto de explotar de la concupiscencia, el rostro alterado por el ansia; me excita y no puedo menos que tocar mi vagina y sentir la humedad.

Ya desnudo, se regodea con el cuerpo dormido; acaricia, toca, palpa, está tibio; los senos, los muslos, las nalgas; de las manos pasa a la boca, su lengua recorre cada parte, saboreando, chupando; pequeños mordiscos en lugares específicos provocan la reacción de ella, provocando placer, ella tendrá un sueño erótico, mientras él disfruta de ella.

Mis dedos se mueven dándome placer, masajeando mi clítoris.

Ya desnudo se arrodilla en un pequeño banco y empieza a chupar su vagina; ella abre los ojos tan solo un poco; su boca también se abre, jalando aire; ella está dormida, pero su cuerpo reacciona, está disfrutando. Él sigue chupando con maestría, saboreando el jugo que mana de ella; sus pezones se levantan y enrojecen de excitación, él aprovecha para pellizcarlos suavemente e incrementar el placer; la espalda de ella se arquea levemente, ...