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Por fin solos (1 de 2)
Fecha: 10/12/2025, Categorías: Incesto Autor: Mdiazfreire, Fuente: CuentoRelatos
... acumulada que tenían dentro. Raúl abrazaba a su hermana mientras la besaba, notando la forma y la dureza de sus tetas contra su pecho. Sus lenguas se frotaban una con otra, ayudadas por la saliva. Las manos de Sara fueron bajando hasta copar el culo de su hermano, que era la parte de su cuerpo que más le gustaba. Ya más calmados, se recostaron en la cama de Raúl, sin dejar de besarse y de meterse mano. Entre besos y lameteos se susurraban al oído sus palabras más tiernas. Sara, que estaba debajo, empezó a desabrochar los pantalones de Raúl, tras lo cual siguió magreándole el culo por encima del bóxer. Sentía contra su pubis lo duro que estaba ya el paquete de su adorado hermano. Finalmente habló Raúl: “Qué quieres que te haga?” “Así mismo, cariño… a misionero… lo único que quiero es tenerla dentro…” La forma de hablar de Sara dejaba ver claramente la excitación que había en su interior. Entonces ocurrió lo inesperado. Oyeron unas llaves en la puerta, y acto seguido oyeron como se abría. Raúl saltó como un resorte de la cama, se subió los pantalones y se sentó en su silla. Sara, que afortunadamente no se había quitado nada de ropa, se levantó y se atusó un poco el pelo, y se inclinó sobre la mesa de Raúl como si estuviera mirando el libro que estaba sobre la mesa. En ese momento oyeron a su madre pasar al lado de la puerta saludando, aunque pasó de largo. No la miraron ya que tenían la cara sonrojada, aún por la excitación. Al rato Sara se incorporó y se ...
... fue a su habitación. Estaban contentos de que no les hubieran pillado, pero muy frustrados por haber tenido que parar en lo mejor. Esta situación se empezaba a hacer insostenible. Necesitaban intimidad y la necesitaban ya. Ambos estaban en sus respectivas habitaciones haciendo que estudiaban, pero no podían dejar de pensar en el otro. Sentían la frustración sexual acumularse, todavía excitados, pero sin poder desahogarse. Raúl encendió el bluetooth de su móvil, y vio que Sara también lo tenía encendido. Cuando no les apetecía estudiar, solían mandarse mensajes de esa manera, para pasar el rato y para hablar de sus cosas, sin que sus padres se enteraran. Raúl envió el primero: “Todavía estoy caliente, peque” “Y yo, no te imaginas cuánto”, respondió ella. “No se me baja la erección” “Pues yo tengo las bragas empapadas” “Qué podemos hacer?” Sara tardó en responder: “Espera, que se me ocurre una idea” Después de un rato Sara entró en la habitación de su hermano, llevando unos libros, que dejó allí como si nada. Comprobó que no había nadie por el pasillo, y metió la mano en el bolsillo de su bata. Sacó sus bragas arrugadas de ahí y se las dio, tras lo cual volvió a su habitación, nerviosa. Eso fue una agradable sorpresa para Raúl. Tenía las bragas húmedas de su hermana en sus manos. Pero ahí podían verle si hacía cualquier cosa con ellas. Apresuradamente, se fue al baño y cerró la puerta. Ya en ese lugar seguro, se llevó la prenda íntima de Sara a ...