1. Sexo en blanco y negro


    Fecha: 12/12/2025, Categorías: Sexo Interracial Autor: Elisa, Fuente: CuentoRelatos

    Aquella tarde de aliento frío, adornada con un crisol de colores regalados por el sol en su huida tras las montañas, prometía ser tan anodina y solitaria como tantas tardes desde que él me dejó, sin avisar, dejando como único legado un corazón hecho añicos y un manantial de lágrimas que no dejaba de manar con su recuerdo.
    
    El susurro de las olas del mar parecía hablarme. Contaban su felicidad junto a ella, la escasa huella que dejaron mis besos en él, lo ilusa que fui imaginando una vida juntos. Pateando conchas abandonadas en la arena recorrí la playa, sin nada que pensar, escuchando el monólogo de las olas. Sobre la roca, la que tantas veces me vio amarlo, posé mi ansiedad, oliendo su cuerpo, esperando su regreso. Un hilo de lágrimas en mi mejilla me indicó que no volvería, que encontró otro cuerpo al que amar, otros labios que besar.
    
    Ensimismada y ausente, como la luz que ya se fue, me sentí sirena sobre la roca, oteando el horizonte marino, en espera de quien alguna vez ha de llegar. Sabía que todo era un cuento, como mi propia vida, llena de ilusiones. Contando hileras del humo azulado del cigarro que fumaba, lo vi parado frente a mí, su sombra proyectada por el haz de luz que, intermitente, lanzaba el faro que avisaba de la cercanía de la costa a las embarcaciones. Sus labios, rojos y gruesos, entreabiertos. Sus ojos fijos en mi figura. Sus manos ocultas en los bolsillos. Lentamente, levanté la mirada para posarla en la suya.
    
    -¿Qué quieres? -pregunté, sin ...
    ... apenas voz
    
    -Nada, solo contaba tus lágrimas -su acento latino me pareció dulce, de miel, quizá.
    
    -Son muchas, no las podrás contar todas -sonreí, aunque solo fue un gesto.
    
    -Tengo paciencia, ¿me dejas?
    
    -Estoy asustada.
    
    -Nunca hice daño a una dama -me miró intrigado y se marchó.
    
    Su silueta se alejaba haciéndose a cada paso más pequeña. Mis ojos lo seguían, ya solo era una sombra.
    
    -Estoy asustada -grité.
    
    Volvió sobre sus pasos, haciendo que mi corazón se agitara. Mis manos enloquecidas acercaron otro cigarro a mis labios. Me tendió su mano inmensa. La cogí como lo hacía con mi abuelo cuando era niña para levantarme del suelo tras la caída.
    
    -¿Por qué lloras? -preguntó, después de un rato caminando por la arena.
    
    -Las mujeres lloran -dije.
    
    -Los hombres también -respondió.
    
    Un pequeño bar, junto al paseo, una mesa orientada al mar calmado, como yo, fueron suficiente para verlo en plenitud. Hermoso, todo lo hermoso que un hombre puede llegar a ser. Su piel negra, su cuerpo esbelto y, por encima de todo, su mirada, cautivadora, elegante, me hipnotizaron por completo.
    
    Me contó su llegada a España, la inquietud de vivir en un lugar desconocido, su procedencia, su ilusión de prosperar como futbolista para retornar a su país con “plata” suficiente para construir una casa digna a sus padres. Sus palabras me parecieron sacadas de un cuento o, quizá, me introdujeron a mí en su cuento. Sacó mi risa, tanto tiempo olvidada, con su acento gracioso. Cenamos ligero, ...
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