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Mi esposo necesita ayuda
Fecha: 14/12/2025, Categorías: Incesto Autor: Mica29, Fuente: CuentoRelatos
... cuerpo. Unas gotas de pis mojan la tanga. -Te espero pa -contesta dominando sus deseos de acariciarse. Cuando el papá la envuelve en un cubrecama blanco que encontró en uno de los tanto muebles que hay en la habitación y la abraza contra el asegurando que no va irse hasta que se duerme algo en su cuerpo cambia. La tristeza se transforma en algo tibio, algo que parece venir del pasado, que la tranquiliza. Con un gesto desprende la parte de arriba del conjunto y sus tetas, aparecen de pronto llenando toda la habitación. Se las está mostrando. Sus tetas. No hay una excusa, necesidad, un motivo. Las tetas blancas cuelgan y los pezones parecen captar todas las miradas de su papa -Corazón… tapate -dice sin dejar de mirarla y con su mano acaricia el pelo como si con un gesto tierno pudiera frenar el deseo. Ella misma agarra la mano y la lleva a sus tetas. Siente que espero toda la vida por esto. La toca como si la conociera por el olor. Hay algo bestial. Sus manos sostienen y aprietan sus tetas, y para ambos los recuerdos de todas sus remeras escotadas, que se ponía para mostrarle, fingiendo barrer o agachándose para servirle el desayuno, las puertas que dejaba abiertas para que la sorprendiera cambiándose. Sebastián, el esposo, grita en sueños y la escena se quiebra. Gana la culpa. Tenes que dormir corazón -dice- pero ella pide -por favor ...
... no te vayas -y el promete quedarse hasta que eso pase. Ella se acuesta, el papá la cubre para así dejar de ver el cuerpo sensual de su hija y para alejar esas ideas ensaya caricias tiernas en las mejillas y el pelo. Micaela atrapa la mano y durante un rato la mantiene entre las suyas, amorosa, agradecida. Después la lleva debajo de la tela que la cubre, la arrastra por sus tetas para llevarla entre sus piernas y atraparla. El gesto parece casual, tierno, Micaela enrolla las piernas apretando la mano con los muslos y se abraza al resto del brazo de su papa. Son tantos los sentimientos que no alcanzan a pensarlos. Desfilan y cruzan por su mente como antorchas. Los dedos raspan sus muslos y la tibieza de su cuerpo envuelve la mano áspera. Quiere creer que es su cuerpo el que empuja, el que busca, se hamaca. Cuando los dedos acarician la rayita que se forma en la tanga acaba, tiembla, cierra las piernas y atrapa más fuerte la mano de papá y eso provoca que aumente la fuerza con la que se mueve encima de los cinco dedos apretados contra su pubis. Es como si fuera un cuento. Acaba, babosa, acaba, la ropa se confunde a la piel y el sueño a la realidad, acaba, cierra los ojos y acaba, cabalga y acaba, muestra las tetas y acaba, la cola empuja buscando la mano y acaba. Acaba y se duerme. No sabe cuándo pero cuando despierta su papá todavía está ahí.