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Puro latino 2023
Fecha: 17/12/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Historiador, Fuente: CuentoRelatos
... mano en su cintura se tensó un poco. —Vaya, parece que tienes fans —bromeó él en su oído. Lidia le miró de reojo, divertida. —Tú querías que jugara un poco, ¿no? Jose rio bajo, deslizando los dedos por la piel descubierta de su espalda. —Me encanta verte así. La noche siguió avanzando, y con cada canción, con cada cerveza, Lidia se dejaba llevar un poco más. Fue en ese ambiente, con el sudor pegándole la ropa al cuerpo y la adrenalina burbujeando en sus venas, cuando se toparon con Dani por primera vez. Sucedió en uno de los conciertos principales. Lidia estaba bailando sin preocuparse por el espacio cuando, sin darse cuenta, tropezó con alguien. —¡Eh! —dijo el chico con una sonrisa—. Si vas a atropellarme, al menos dime tu nombre. Lidia rio, echando un vistazo rápido. Era más joven que ella y Jose, quizás seis o siete años menor, con el cabello ligeramente despeinado y un aire despreocupado. —Lidia. ¿Tú? —Dani. Y por cierto, muy buen movimiento de cadera, casi no lo vi venir. Jose, que observaba la interacción con interés, intervino con una sonrisa. —Tiene buena práctica. Dani les miró a ambos, como evaluándolos. —¿Sois pareja? —Sí —respondió Lidia sin dudar. Dani asintió, sin perder la sonrisa. —Buena combinación. Después de ese primer encuentro, las coincidencias comenzaron a repetirse. Dani aparecía en los mismos conciertos, en los mismos grupos de gente bebiendo y charlando junto a las tiendas. Tenía ese carisma ...
... natural que hacía que fuera fácil hablar con él, y pronto se integró en la dinámica entre ellos. Una noche, después de varias cervezas, Lidia notó que Jose la miraba con esa expresión que ya conocía bien. Como si estuviera evaluando la situación, disfrutando del ambiente y de cómo las cosas se desarrollaban poco a poco. —¿Qué? —le preguntó ella en voz baja. Jose sonrió con calma. —Nada. Solo que te veo cómoda. Ella se encogió de hombros. —Lo estoy. —Me gusta verte así. Lidia le sostuvo la mirada. Sabía exactamente a qué se refería, y el latido en su pecho se aceleró solo un poco. No era una situación nueva, pero esta vez no era solo una fantasía en palabras. Esta vez, la posibilidad estaba allí, tangible, en la noche cálida del festival. Y esta vez, Lidia no estaba segura de si quería frenarlo. Los últimos días del festival parecían más intensos que los primeros. Como si la acumulación de música, alcohol y noches sin dormir fuera encendiendo cada vez más los sentidos de todos los que estaban allí. Y Lidia no era la excepción. Se había acostumbrado a las miradas, a los comentarios cada vez más descarados. Al principio eran sus piernas, después su espalda o directamente su culo, luego el piercing que más de uno había notado marcándose bajo la tela. Pero aquella última noche, lo que llevaba puesto elevaba todo a otro nivel. Se había vestido para brillar, literalmente. Su piel tenía un sutil reflejo dorado por la purpurina que había esparcido en ...