Una misteriosa, insólita y sorprendente familiaIII - Relatos Eróticos

Una misteriosa, insólita y sorprendente familiaIII

... seguía en Baeza en la academia de la Guardia Civil, cosa que le había hecho sentirse sola, más bien había notado que le faltaba algo en esas vacaciones, pues su estancia en el pueblo sin su compañía era distinta, muy diferente a como la recordaba.

Entonces hizo memoria de la última vez que había estado con su amiga, a la que conocía de toda la vida y con la que había crecido, jugado, estudiado, llorado y reído, y de la que siempre había estado enamorada, a pesar de saber que no era correspondida. Y esa última vez fue precisamente en la casa de sus abuelos el verano anterior, cuando un fin de semana estuvo con ella, cuando fue a recogerla y después a llevarla a Baeza. Sin poder evitarlo dos lagrimones recorrieron sus mejillas, que tuvo que secar con el dorso de su mano, al rememorar como desde que ella se fue a estudiar fuera del pueblo su amistad se había ido diluyendo, incluso el último año con evidentes muestras por parte de Daniela de rehuir su amistad, y no precisamente por sus tendencias, pues de siempre Violeta le había manifestado a Daniela su admiración, cariño y deseo hacia ella, que lo aceptaba, pero que la había dejado muy claro que a ella le gustaban los hombres, y precisamente el hombre que a ella le gustaba era su padre Manuel, del que estaba enamorada desde siempre, cosa que solo se lo había confesado a ella al ser su mejor y posiblemente única amiga.

Esa última vez que vio a Daniela, a pesar de que comprobó que la seguía teniendo un cariño enorme, pues ...

... era evidente que entre ellas existía una conexión inexplicable, inmensa y fuera de toda duda, ella le dijo que quizás fuese mejor que no volviesen a verse ni a comunicarse durante un tiempo, que ella no se merecía ni el cariño ni la amistad que Violeta le profesaba, pues de alguna forma la había traicionado, y que si acaso pasados unos años, quizás pudiesen retomar su amistad, si ella era capaz de perdonarse a sí misma sus propios pecados, pecados que no quiso confesar, a pesar de la insistencia de Violeta. Desde entonces no había hablado con ella por teléfono, ni siquiera se habían puesto un triste mensaje. Suspiro profundamente y se dio cuenta que lo que el último año había hecho, y de lo que estaba tremendamente arrepentida, solo había sido por despecho, pues por ninguna de las tres compañeras con las que tuvo relaciones sexuales sentía nada, ya que mientras las besaba y acariciaba, disfrutando del calor de un cuerpo ajeno y desahogaba sus pasiones, lo hacía con los ojos cerrados pensando que era su Dani querida con la que gozaba.

¿Qué pensara mi madre cuando sepa que soy lesbiana? ¿Y papa? ¿Y Julio y Belén? Se empezó a preguntar en ese momento sin por ello distraer su conducción y preocupada por cómo debería de contarles de una vez por todas a sus familiares sus tendencias, ahora que tendría tiempo de estar con ellos durante unos meses de ocio.

Entonces se dijo a sí misma que le esperaba un verano diferente, ya que por fin iban a disfrutar en familia los dos meses de ...