1. Mi tía Marisol


    Fecha: 18/12/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Incesto Autor: Timido25, Fuente: SexoSinTabues30

    ... respondiendo a las caricias de su tía.
    
    Marisol se sentó sobre él, su cuerpo moviéndose suavemente contra el suyo. Luis sintió su erección crecer, y ella sonrió, como si supiera exactamente lo que estaba sintiendo.
    
    —¿Te gusta, Luis? —preguntó ella, su voz baja y ronca—. ¿Te gusta cómo se siente mi cuerpo contra el tuyo?
    
    Luis asintió, incapaz de hablar. Marisol sonrió, su mano deslizándose por su pecho y deteniéndose en el botón de su pantalón.
    
    —Entonces déjame mostrarte cuánto más puede ser —susurró ella, sus labios rozando su oreja.
    
    Con un movimiento rápido, Marisol desabotonó el pantalón de Luis y lo bajó por sus caderas. Luis sintió un escalofrío al quedar expuesto, pero la mirada de Marisol lo hizo sentir deseado. Ella se inclinó hacia él, sus labios rozando la cabeza de su erección.
    
    —Eres tan duro, Luis —susurró ella, su aliento cálido contra su piel—. No sabes lo que he estado esperando para probarte.
    
    Luis sintió que su cuerpo se tensaba, anticipando lo que vendría después. Marisol sonrió, como si supiera exactamente lo que estaba pensando. Con un movimiento lento y deliberado, tomó su erección en la boca, y Luis soltó un gemido de placer.
    
    La sensación fue abrumadora, una mezcla de placer y vergüenza que lo hizo sentir mareado. Marisol se movía con experiencia, su boca y su lengua trabajando en armonía para llevar a Luis al borde del éxtasis. Él sintió que su cuerpo se tensaba, su respiración se aceleraba, y supo que no podría durar mucho ...
    ... más.
    
    —Marisol —gimió, su voz apenas un susurro—. Voy a…
    
    —Déjalo ir, Luis —susurró ella, su boca aún ocupada—. Déjame sentirte.
    
    Luis no pudo contenerse más. Con un grito ahogado, se corrió en la boca de Marisol, sintiendo su cuerpo sacudirse con olas de placer. Marisol lo sostuvo, su boca trabajando suavemente hasta que él se relajó, exhausto y satisfecho.
    
    Ella se sentó a su lado, su cabello cayendo sobre su rostro. Luis la miró, sintiendo una mezcla de emociones que no podía nombrar. Marisol sonrió, como si supiera exactamente lo que estaba sintiendo.
    
    —¿Ves, Luis? —dijo ella, su voz baja y ronca—. No tenías por qué tener miedo.
    
    Luis asintió, aunque no estaba seguro de si era verdad. Marisol se inclinó hacia él y lo besó suavemente, sus labios rozando los suyos.
    
    —Y esto es solo el comienzo —susurró ella, su voz llena de promesa.
    
    Luis sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral, anticipando lo que vendría después. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, que era tabú y prohibido. Pero en ese momento, con Marisol a su lado, no podía evitar sentirse atraído por la tentación.
    
    La tarde se convirtió en noche, y la noche en algo más. Luis y Marisol exploraron sus deseos, sus cuerpos y sus límites, y en cada momento, Luis se sintió más corrupto y más vivo. Sabía que no podía durar, que eventualmente tendría que enfrentar las consecuencias de sus acciones. Pero por ahora, con Marisol a su lado, estaba dispuesto a arriesgarlo todo.
    
    ¿Cómo debería? 
«123»