1. Esclavo de mis dueñas Olga y Bea (2)


    Fecha: 26/12/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Eduardo Marín, Fuente: CuentoRelatos

    ... posición de firme, sin poder hacer nada. Únicamente viendo cómo mis amas dormían y descansaban.
    
    Viendo cómo pasaban lentamente las horas, minuto a minuto…
    
    Si me entraban ganas de mear, tenía una botella de agua de esas de 5 litros por supuesto vacía, para mear en la botella, pues mi ama Olga quería al despertar verme así arrodillado, sin más excusas.
    
    Era un suplicio ese castigo. Yo ese castigo y lo de la jaula para el pene, lo llevaba fatal.
    
    Un castigo que me impuso un día mi ama Olga. Fue dormir boca arriba en el suelo al lado de su cama, pero con unas pinzas de esas de la ropa puestas en mis pezones, otras puestas en mis orejas, otras puestas en mis labios , también me puso dos en cada ceja y en la parte de las axilas… y así tuve que pasar esa noche. Fue espantoso, pero, aun así , pude llegar a dormir.
    
    Bea también tiene su carácter y su genio, aunque lo saca a pasear muy de tarde en tarde…
    
    Un día habíamos coincidido en el mismo turno Bea y yo. Y cuando eso sucedía yo solía llevarle a su casa de Getafe a Bea.
    
    Ese día, Olga le había enviado un WhatsApp a Bea, diciéndole que iba a ir a ver a su madre un rato esa tarde.
    
    Y Bea me dijo a mí, que quería que esa tarde yo le hiciera una pedicura y le diera un masaje en los pies.
    
    Yo lógicamente me puse con la pedicura, preparé un barreño con agua tibia para los tener a remojo los pies de Bea, le retiré las callosidades, y las pieles muertas, le arreglé las uñas de sus pies a Bea, se las recorté, se las ...
    ... limé, le di un buen masaje de pies, pero al pintárselas… no se las dejé cómo Bea quería, pues la verdad es que estuve mucho tiempo arrodillado ante ella mientras le hice la pedicura, y el caso es que Bea me mandó volvérselas a pintar.
    
    Yo estaba cansado y se lo hice saber a mi dueña Bea, pero ella me dijo que me dejara de historias y que se las volviera a pintar bien.
    
    Yo medio roto, le volví a pintar las uñitas de sus pies a Bea y esa vez pareció que sí lo hice mejor y le gustó. Pero cuando terminé, Bea me dijo: ves, ahora sí me gustan. Cuando quieres lo haces bien. Pero por no haberlo hecho antes bien, te tengo que castigar…
    
    Coge el cuaderno de castigos, me dijo. Yo fui a por el cuaderno y me hizo escribir: “tengo que aprender hacerle mejor la pedicura a mi ama Beatriz” y añadió: eso quiero que me lo copies 500 veces.
    
    Yo me quedé pálido… y le dije: por favor, Bea… No estarás hablando en serio… 500 veces es mucho castigo.
    
    Y Bea me dijo: pues a Olga varias veces se lo has tenido que copiar 500 veces y no has dicho nada…
    
    Yo le contesté: pero es que no es igual, ya sabes cómo se pone Olga… tu eres más coherente, eres otra cosa…
    
    100 veces, 200 veces está bien… Pero 500 veces es una pasada de castigo. Voy a tener que estar hasta las 4 o las 5 de la madrugada copiando el castigo.
    
    Y Bea me dijo: ese será tú problema, pero lo quiero 500 veces. Yo no voy a ser menos que Olga, a ella se lo copias sin rechistar y yo quiero el mismo trato. Yo intenté convencerla, pero ...
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