-
Noches que no se olvidan
Fecha: 27/12/2025, Categorías: Lesbianas Autor: ShirleyT, Fuente: TodoRelatos
Habían pasado semanas sin verla. Semanas sin escuchar su voz, sin sentir sus besos, sin el roce de su piel en la mía. El silencio pesaba tanto que a veces me costaba hasta respirar. Y justo cuando empezaba a creer que nunca volvería, escuché un golpe en la puerta. Abrí. Y ahí estaba Sofía. No dijo nada al principio. Sus ojos lo decían todo: rabia, deseo, nostalgia, amor reprimido. La invité a pasar, con el corazón a mil, y antes de que pudiera pronunciar palabra, ella me empujó contra la pared y me besó. Un beso con sabor a reclamo y a rendición, con lágrimas escondidas y con un hambre que me devoraba el alma. -Te extrañé, susurró contra mis labios, apretándome fuerte. No sabes cuánto. Me quedé sin voz. Solo la miraba, sintiendo cómo mi cuerpo se encendía con solo escucharla decir lo que nunca pensé que admitiría. Ella no me dio tiempo a responder. Me tomó del rostro con ambas manos y volvió a besarme, más profundo, más desesperado, como si quisiera recuperar en un segundo todo lo que nos habíamos perdido. Cuando intenté tomar el control, Sofía me empujó suavemente hacia el sofá. Se subió sobre mí, sujetándome las muñecas contra el respaldo. Sus caderas se movían despacio, rozando las mías, y su mirada brillaba con un fuego que nunca le había visto. -Hoy mando yo, dijo con voz grave, casi temblando. Porque estoy cansada de fingir que no te amo, cansada de vivir con miedo y de hacerme la fuerte. Te amo, ¿me oyes? Y voy a hacerte mía. Mis piernas se ...
... abrieron solas bajo el peso de sus palabras y de su cuerpo. Sofía bajó sus labios por mi cuello, mordiéndome con rabia contenida. Me arrancó la camiseta de un tirón, y me quedé desnuda ante ella, vulnerable, expuesta… y más excitada que nunca. Sus manos recorrieron mi cuerpo con hambre, como si quisiera memorizarlo otra vez. Bajó lentamente, besando mis pechos, lamiéndolos, mordiéndome los pezones hasta arrancarme gemidos. Me sujetó las manos sobre mi cabeza y me ordenó -No te muevas. Yo obedecí, sumisa a su voz. Ella bajó más, hasta mi vientre, hasta mi sexo. Su lengua se deslizó como un látigo ardiente, acariciando mi clítoris con una precisión que me arrancó un grito. Yo me retorcí, pero Sofía me sujetaba con firmeza, sin dejarme escapar. -Dime que me extrañaste, me pidió, con los labios aún sobre mí. -Te extrañé… te extraño tanto, le respondí. Ella sonrió contra mi piel y hundió la lengua en mí, saboreándome sin prisa, como si quisiera demostrarme que nadie más podría hacerme sentir así. Yo me vine en su boca, temblando, gimiendo su nombre, mientras ella me miraba fijamente, devorando cada espasmo de mi cuerpo. Pero no paró ahí. Se levantó, se quitó la ropa con una lentitud provocadora, dejando ver cada curva, cada centímetro de piel que había soñado en mis noches solitarias. Me tomó de la mano, me subió sobre ella y me ordenó Cómeme. Hazme sentir todo lo que guardaste todos estos meses. Nos movimos juntas, enredadas, sudorosas, perdiendo la noción del ...