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41.2 Gonzalo en Lille
Fecha: 13/02/2019, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... llamada que me diga que ha llegado. Intento concentrarme en mi trabajo que para eso me pagan y apartar las imágenes que llenan mi imaginación. Con el cielo cubierto no ha sido posible presenciar el eclipse de sol anunciado para hoy, solamente hemos podido notar una mayor oscuridad y como la temperatura bajaba en unos segundos, un minuto terrible de silencio como si el mundo hubiera muerto. Todo pasa y al final me despido de Elie, quizá es la primera vez que me despido con un rápido -hasta el lunes-. -estoy aparcando el coche en el patio y aún no he desconectado el manos libres cuando recibo su llamada. -Pequeño, estoy en el hotel y no te he visto. –es tal mi alegría que la risa alegra el aire mientras abro la puerta. -Estoy dejando el coche en el parking, me preparo y llego en un momento. ¿Qué tal tu viaje? -no quiero prolongar la charla y deseo desconectar el móvil para ir a su encuentro. -¿No sería mejor que me dijeras que me amas? -su voz suena como la regañina a un niño que no ha hecho bien sus tareas. -Sabes que te amo, te amo mucho, eres mi amor. Gonzalo tengo que cerrar el coche para llegar hasta el hotel. Un beso mi amor, bienvenido a la ciudad. –no espero su contestación y corto la comunicación. Dejo mis cosas y voy corriendo al baño, tomo una ducha, me limpio y preparo, quiero causarle la mejor impresión y escojo con cuidado mi ropa, me miro al espejo coqueto y me echo la colonia de Nico que creo es ideal. Me observo una pequeña huella roja ...
... sobre el labio superior, seguramente causada por la maquinilla de afeitar, me aplico una crema y vuelvo a mirarme, es la primea vez que me veo tan preocupado por mi aspecto. Son diez minutos andando el tiempo que me lleva estar ante la fachada del hotel. El Western es un moderno edificio cuya fachada había visto alguna vez al correr por las calles, de novedosa arquitectura y con unas peculiares ventanas ovaladas que le confieren un aspecto futurista. Me indica por el móvil la planta donde se encuentra para que suba, me detengo ante la puerta moderna y de madera clara, con el número inmenso en brillante acero pegado sobre ella y llamo con mis nudillos. Me abre Gonzalo, no podía ser otro, está hablando por el móvil sostenido con su mano izquierda y con la derecha abraza mi cintura para tirar de mí hacia el interior de la habitación. Me da un rápido beso en los labios y continúa hablando. Me aprieto a su cintura y le acaricio esperando sus atenciones. Le escucho impaciente a que deje de hablar, está impartiendo instrucciones a su piloto, quiere que vuele U.K, no le apetece que pasen el fin de semana, él y su ayudante de vuelo, en Lille, y que él hará la vuelta en el Eurostar. Al final termina la conversación y lanzo mis brazos a su cuello, está en camisa y noto su calor. -Gonzalo, mi amor. –no puedo seguir hablando porque mi boca se ocupa con sus labios. Después de unos minutos le permito hablar, lo ha intentado en alguna ocasión y mi boca le ha callado con mis ...