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41.2 Gonzalo en Lille
Fecha: 13/02/2019, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... brillan como si fueran de charol. Gonzalo se sienta en la butaca que hay al lado de la ventana y me mira en silencio un momento, sus labios se estiran para esbozar una sonrisa que me inspire confianza. -Ven, ven aquí. –me señalaba sus rodillas, me acerco y sujeta mis pantorrillas para que tome asiento sobre ellas, abraza mi espalda y me estrecha en su pecho. -A ver pequeñín, no es un capricho, yo también trabajo, de otra manera, pero tengo obligaciones, además no me has dejado acabar de explicarte lo que pienso. Por favor no me pongas esa carita tan triste. –coge mi barbilla para besar mi nariz. -Tú sabes que mis abuelos tienen que viajar a U.S.A varias veces al año, una de ellas en verano, y también conoces como les acompañaba en ese viaje. Mi abuelo ya no puede ir y es mi responsabilidad. Hay rumores de acercamiento hacia Cuba, los inversores no descansan. -Pero puedes enviar a Borja, o a Julio, ¿cómo voy a pasar un mes sin estar a tu lado?, ahora que te he recuperado y te tengo…, pero tienes razón, si es tu obligación debes hacerlo. –me acuna en sus brazos y sella mi boca con sus labios, creo que voy a llorar. -De eso se trata, Borja no puede apartarse muchos días de mis abuelos, Julio tiene sus ocupaciones, su mujer y su niño…, además por su importancia debo de ser yo, quiero que me acompañes, que vengas conmigo así no tenemos que separarnos. –es meloso como un gato y pasa sus dedos por mi rostro antes de besarlo. -¿Y mi trabajo? -se me ha encendido ...
... una lamparita de esperanza. -Tienes vacaciones y podrás cogerlas, o pedir unos días de más sin que te paguen por ellos. –para Gonzalo todo es muy fácil y entiendo que tiene obligaciones y deberes, y yo tengo jefes y horarios, y debo contar con ellos y desde ahora quiero con todas mis fuerzas estar con él. -Está bien, hablaré con André, pero por favor no intervengas, déjame a mí. Me acuna entre sus brazos y piernas como si fuera un bebé. -Lo lograrás, a ellos les dará lo mismo, tienes que coger tus vacaciones en algún momento. -me deposita en el suelo y se pone en pie. -¿Qué quieres hacer? Podemos cenar en el hotel y volver luego a la habitación si te apetece. –le miro un poco cohibido. -No he traído ropa para cambiarme, creía que…, bueno que deseabas estar solo en el hotel y que iría a mi casa a dormir. –me coge con cierta violencia en sus brazos. -Pero Daniel, ¿cómo se te ocurre pensar algo así?, quiero que estés conmigo, a mi lado. El coger un hotel ha sido por no darte trabajo. Mi bebé, pequeño, no sabes lo que te quiero. -me besa con delicadeza posando sus manos en mi cuello para llevar mi boca hacia él. -Ya está bien, hacemos lo que tú quieras, podemos ir a tu casa a buscar alguna ropa, tú lo dispones todo, estamos en tu ciudad y tú eres el anfitrión. Me acerco a él y le quito la corbata abriendo el cuello de su camisa. -Luego te cubres el cuello con la solapa del abrigo, si tuviera un fular estarías delicioso, vamos a dar una vuelta para ...