En el cine porno
Fecha: 14/08/2017,
Categorías:
Fetichismo
Autor: platinum, Fuente: RelatosEróticos
Como en muchas ocasiones anteriores, el viernes pasado nos preparamos mi esposa y yo para asistir al cine porno que hay en nuestra ciudad; no le dije a mi esposa la sorpresa que le tenía preparada para aquella tarde y eso aumentaba mi excitación al 1000.
Como ya lo he comentado en otros relatos anteriores, tenemos un amigo con quien jugamos en el cine; él se encarga de acariciarle los pies y las piernas a mi esposa, ella termina bien calientita y excitada y yo sólo disfruto del manoseo que el tipo le da a mi esposa. Ese jugueteo a mi esposa también le encanta, pues ella decide hasta donde puede llegar el tipo éste. El caso es que la verdad, no sabemos bien a bien quien es él. No sabemos su nombre, no le hemos visto ni siquiera bien el rostro, nada de nada; sólo sabemos que es una persona más o menos joven y eso sí, muy caliente y todo parece indicar que es uno de los vigilantes del cine, aquellos que revisan que no se haga algún tipo de tontería dentro del espacio.
Ya estamos acostumbrados a que, una vez que llegamos al cine y nos ubicamos en las butacas de siempre, al cabo de dos o tres minutos llega él a sentarse delante de nosotros, casi siempre con su chamarra de piel negra y una gorra ancha del mismo color. Una vez que toma asiento, toca fuerte el respaldo de la butaca con los dedos y esa es la indicación de que está listo y está llamando a mi esposa para que le pase los pies por debajo de la butaca que está a su lado y empezarla a acariciar.
Ese día le pedí a ...
... mi esposa que se pusiera unas pantimedias de color negro con una micro falda también del mismo color, pero de pedí muy de manera especial que no se pusiera calzón o tanga, le pedí que solo se pusiera las pantimedias solas. Además, parte de la sorpresa que yo guardaba para el juego de ese día es que llevaría varios condones, pero ojo, no para que hubiera penetración (lo cual ya me había pedido mi esposa, pues la ha calentado de tal forma que me ha pedido permiso para que, por lo menos le permita mamársela al tipo, no tanto una penetración, pero si por lo menos, una buena mamada).
Total, ese día llegamos como a eso de las 7 de la noche, pues nos gusta entrar al cine cuando está obscureciendo. Tomamos nuestro lugar y sí, efectivamente, al poco rato ya estaba nuestro amigo sentado frente a nosotros; se acomodó la chamarra, se ajusto la gorra y en seguida tocó con sus dedos el respaldo de la butaca, indicándonos que estaba listo.
Mi esposa comenzó el ritual; cruzaba las piernas de un lado a otro haciendo un esfuerzo en las mismas para hacer sonar las pantimedias, escuchar ese ruido de roce de las pantimedias como me enciende y creo que no solo a mí.
Él giraba su cabeza hacia atrás para ver los hermosos muslos en pantimedias de mi esposa.
Un rato después, mi esposa se quitó una de sus zapatillas y cruzó su pie por debajo del respaldo de la butaca de enfrente, para que quedara cerca de la mano de aquél extraño. Sabía que era lo que seguía, pero quise ponerle un poco de ...