1. Compasiva


    Fecha: 20/02/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Key-Q, Fuente: SexoSinTabues

    ... por lo que descolgué una hamaca de sus ganchos y poniéndole dobladas las mantas de su montura en su lomo se la colgué como un delantal, quedando espacio más que suficiente para ganarme bajo su pansa, quedando abdomen contra abdomen cuando me metí ahí y el hueco preciso para pasar un brazo que maniobraría su miembro. Quedé algo alejada pero con mi izquierda me empujaba de sus patas delanteras balanceándome hacia su pene, hasta que se lo pude tomar a unos quince centímetros de su punta y me lo puse a frotar contra mis labios vaginales, hasta que entró su acornetada punta y procedí a empujarlo lo más que podía, alcanzando solo a jugar unos treinta segundos y de un de repente se le vino una empalada que al sentirse atrapado su aparato se mantuvo rígido y mi corcel empujó haciéndolo entrar tan profundo que sentí que me iba a reventar mi conchita, pero por suerte lo aflojado de la hamaca amortiguó lo que él había empujado demás y soltando mi mano izquierda oscilé cual péndulo al ritmo de sus embestidas, con su pene a fondo y mi útero que casi explotaba con esos tres chorros de su leche que deben haber enterado más de medio litro. Fueron unos cinco puntazos de los cuales solo en tres eyaculó, pero casi me mató con aquello pues ...
    ... realmente sentí que mi matriz se reventaría, entró tan ajustado su aparato que el semen no tenía por donde escapar y toda la capacidad de mi caverna vaginal estaba copada por la punta de su pene, el que debe haber entrado solo unos trece centímetros que combinado con los 6 de diámetro, no dejaban de ser un gran volumen para mi golosa vulva. Entre mi dolor y la relinchada que se pegó mi corcel, tuve que salir arrancando para que nadie me fuese a descubrir y muy rápido dejé todo como estaba llevando mi camiseta entre las piernas para no ir goteando y dejando huellas en el camino. Quedé tan adolorida que no lo volví a repetir hasta dos semanas después cuando ya se terminaba mi periodo de vacaciones ahí en la casa del trabajo de mi padrino. Pero para esa ocasión no estaba la fina sangre en celo, por lo que lo saqué a pasear a un bosque cercano en donde fui a ocultar previamente esa útil hamaca, a dicho lugar llegué montándolo desnuda pues iba descalza y solo con un vestido ancho celeste, que me lo saqué en el camino y lo enganché tras la montura. Luego ya escondida entre los árboles tuve que ingeniármelas para calentarlo chupándoselo y masturbándolo, pero esa vez lo hice no por compasión sino que por beneficio mutuo con mi amado corcel. 
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