Mi mujer, mi cuñada y yo
Fecha: 24/02/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Carlosle, Fuente: CuentoRelatos
... hermosuras.
Ya estaba a punto de largarme con el mismo sigilo con el que había llegado, cuando vi como Laly se levantaba de su tumbona se arrodillaba a la altura de la cara de Alba, se miraron fijamente durante un rato mientras en el que a mí se me desbocaba el corazón y de repente vi cómo se comían la boca. En ese momento pasé por varios estados de ánimo en principio me quedé estupefacto mirando como las dos mujeres se morreaban con pasión, después tuve un tremendo ataque de celos, me dirigí a la puerta para montarles una escena y cuando ya tenía la mano en la manija para abrirla, me paré y lo pensé un rato al cabo del cual solté la puerta, me volví a poner donde no me viesen y me dispuse a ver lo que ocurría.
Alba estiró los brazos por encima de su cabeza para dejarle hacer a Laly que ahora le comía y pellizcaba alternativamente los pezones, después siguió bajando con la boca hasta que llegó al ombligo donde se entretuvo un rato a jugar con la lengua, mientras que con una mano seguía jugando con los pezones, con la otra le acariciaba la parte interior de las piernas, llegaba hasta las rodillas y bajaba hasta la vagina para después subir por la otra pierna llegar a la misma altura y volver a bajar, al cabo de un rato levantó la cara y miró fijamente a los ojos de su compañera, mientras la mano se paró en el coño, le susurraba algo que yo no podía oír mientras la masajeaba la entrepierna. Alba se abrió mucho las piernas y comenzó a retorcerse al mismo tiempo que ...
... jadeaba como una perra en celo. Yo a estas alturas tenía la polla dura como un palo de hierro, me quité toda la ropa hasta quedarme en pelotas y me dispuse a seguir disfrutando del espectáculo. Laly se puso de pie para acto seguido meter la cabeza entre las piernas de mi querida esposa y empezar a comerle el coño, después puso las piernas a cada lado de la tumbona para dejar la boca de Alba a la altura de su coño y entre las dos hacer un rico sesenta y nueve. Desde mi posición veía como mi mujer le comía el coño, después subía hasta el culo donde se entretenía un rato y volvía a bajar.
No aguante más, salí de mi escondite como un toro en celo, al abrir la puerta dejaron de hacer lo que estaban haciendo y se me quedaron mirando con cara de asustadas.
—¡Seguir haciendo lo que estabais haciendo! —bramé.
—Pero… —Iba a replicar una de ellas.
—Ni, pero ni ostias comeros el coño como hace un momento, que os voy a follar a las dos.
Se miraron durante un momento al cabo del cual hicieron un gesto de complicidad y volvieron a ponerse en la posición anterior, ahora Alba le hacía un cunnilingus a Laly y yo le trabajaba el culo con mi lengua, al principio ellas estaban un poco a la expectativa, pero al ver que yo participaba de buen grado pronto volvieron a ponerse en situación, a la primera que se la clave fue a mi cuñada, así como estaban, se la metí hasta el fondo,
“Joder qué coño más apretado tiene mi cuñadita” -recuerdo que pensé.
Entre el trabajo que le hacía Alba en ...