1. La insoportable susceptibilidad de una mujer


    Fecha: 02/03/2019, Categorías: No Consentido Autor: Tothem, Fuente: CuentoRelatos

    La carretera cada día estaba más saturada, entre los problemas que había tenido en mi tienda con la nueva dependienta se me añadía ese plus de la separación con Juan, para el colmo a menudo tenía que desplazarme de forma diaria para concretar pedidos robándome tiempo, incluso días en esa localidad. Encima me saltaron el chivato de la reserva; y es que de todo eso del coche se encargaba Juan, hay que reconocer que todo lo tenía a punto. Gire en la primera gasolinera, en esa que estaba ese chaval tan grotesco en sus modales y sobreactuadas deferencias, no obstante, siempre repongo gasolina aquí, es curioso, a veces las personas somos repetitivos a pesar de todo.
    
    —¡Buenos días! señora, qué le pongo.
    
    —Buenos días, llénamelo por favor.
    
    —Jo vaya buga potente tiene, pa pisarle a toda hostia.
    
    —Lo tengo para desplazarme, de coches solo busco que vayan bien
    
    —Pue no vea, un Audi no es poco moco de pavo.
    
    —Veo que te gustan los coches.
    
    —Me van la rehostia, aunque no puedo permitírmelo, el currele no da para tanto.
    
    —Ya, ya… bueno, que te debo.
    
    —40 euracos nena. Por cierto, por el Excelsia que ta la otra noche —dijo sarcásticamente.
    
    —Como… como sabes tú…
    
    —Uno se las apaña, na, tranqui no quería…
    
    Volví a arrancar, estaba ofuscada y enfadada; busqué un cigarrillo en la guantera y lo encendí, la bocanada me alivio algo; puse música alegre, quería desconectar, estaba defraudada y algo extrañada, pare en una estación de servicio y me senté; olía a fritanga y ...
    ... a gasoil de camiones. Pedí una ensalada de la mierda de menú que había en el lugar, acompañado de algo de cerveza. Salí y ya en el coche hice la llamada:
    
    —Hola, ¿qué tal nena?, que sorpresa, qué te cuentas.
    
    —Javi, vuelvo a estar por la zona, y mira, he repostado en una gasolinera y el pelandrusco que me ha atendido ha hecho referencia al lugar que estuvimos la última vez.
    
    —Ese es el Santi, es conocido por aquí —risas sonoras.
    
    —¿De qué le conoces?
    
    —Es colega, cuando estuve en la obra de la escuela, él estaba intentado sacarse la ESO, es un poco zopenco en los estudios, y en el curro se lo pedían.
    
    —Tu no le habrás contado nada de…
    
    —¡Oye!, a tu edad ya deberías saber ir por el mundo, ¿no crees?
    
    —Por qué dices eso.
    
    —Si cuando sales no sabes controlar la bebida, por eso de tu separación…
    
    —Pensaba que había algo entre nosotros.
    
    —Ja, ja, ja; tengo mi vida Nata, incluso novia, así que tu veras…
    
    —Tenía que haberlo supuesto.
    
    —Pues bien que disfrutaste —risa jocosa— las cuarentonas no veas como vais y aún tienes los melones duros.
    
    —No te creía capaz… creí que no eras de esos…
    
    Colgué en el acto, tenía que haberlo supuesto, hacerme ilusiones vanas y lo bueno es que en el fondo tienen razón, no tendría que buscarme esos objetivos tan fútiles, encima la bebida. Me zumbaban los oídos, ni siquiera el verde campo que bordeaba la carretera me parecía bello.
    
    La razón ostensible para que esa misma noche me encontrara otra vez delante de la barra de ...
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