1. Visitas a mi vecino (El padre de Oscar)


    Fecha: 04/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... Rafa. Mi abuelo esta durmiendo.
    
    Entonces, el Rafa aminoró el ritmo y se relajó un poco, pero seguía metiéndosela hasta el fondo… lentamente, pero hasta el fondo.
    
    - ¿Te gusta así?
    
    - ¡Genial!, tío. Me matas de gusto, ¡cabrón!
    
    Estuvo follándoselo hasta las 04:15 de la madrugada.
    
    Estaba extenuado... y, además, quería hablar con el chico antes de bajar.
    
    Se quedó callado durante unos minutos...
    
    … y Diego lo miraba con curiosidad.
    
    - ¡Que pasa!
    
    - ¡Nada!, que quiero hablar contigo. A lo mejor tu puedes ayudarme. Necesito dinero ¿sabes?
    
    - Más de uno pagaría gustoso por follarte, Rafa; y a demás sin tener que salir de este bloque. ¿Es, eso?
    
    Los ojos de Rafa indicaban que Diego había dado en la diana y enseguida le dijo
    
    - Pues tío, tienes que ser mi chulo ¿vale?
    
    Abajo, D. Carlos se había despertado, como todas las noches a eso de las 04:30. Entró en el servicio y orinó abundantemente… y de vuelta la cama, no podía conciliar el sueño. Había sido una tarde muy entretenida.
    
    La visita de Claudia (su hermana) y Alicia, con su hijo Téo, le había impactado.
    
    - Ese muchacho (se decía así mismo) es una joya. No se acordaba de si le habían dicho que tenía catorce o quince, pero ese mozalbete de tremendo culazo y maneras sobradamente viriles, le había trastornado por completo. Y, por otra parte, lo que vio antes de acostarse, cuando salió a ver si pillaba a Mario, antes de entrar a casa, también le tenía muy excitado.
    
    Tuvo que levantarse otra vez y ...
    ... tomarse un vaso de leche, para intentar volver a dormirse. Pero, cuando se disponía a meterse en la cama de nuevo, oyó el ascensor, que subía otra vez.
    
    Rápidamente se dirigió a la puerta de entrada y la abrió con mucho cuidado. Escucho la respiración de alguien que sin duda esperaba ese ascensor; y con mucho sigilo fue subiendo los escalones hasta poder ver al Rafa, que esperaba en el descansillo.
    
    - Han debido de pasar la noche juntos, pensó D. Carlos.
    
    A la mañana siguiente, no tenía fuerzas para nada. Pero, gracias al abuelo y sus truquis, pudo llegar a tiempo al cole. Lo primero que hizo fue llamar a Chencho…
    
    - ¡Hola!… ¿eres tu?
    
    - ¡Si, claro!... ¿quien quieres que sea?
    
    - ¡Ah!, no sé. La última vez que te llamé me contestó tu hermana... ¿que tal, ayer?
    
    - ¡Ufff!, de vicio, tío. ¡Vaya dos! Me dieron a tope… pero muy bien ¡eh!. Eso si, estoy un poco escocido.
    
    - ¿No vienes a clase?
    
    - A primera hora no. Te veo en la segunda ¿vale?
    
    - ¡Vale! Luego nos vemos…
    
    ¡Joder!... a ver que dice Loren…
    
    - ¡Hola!
    
    - ¡Hombre!, ¡perdido!... ¿donde te metiste ayer?
    
    - ¡Eso digo yo! Os estuve buscando mas de una hora... y nada, que si quieres arroz.
    
    - ¡Joder!, vaya descontrol ¿no? Si es que no se puede ir a ningún lado con vosotros. Chencho ligó; y se fue a follar con dos bigardos que le gustaban. Me dejó plantado, tío. Y, a ti, te perdí enseguida. ¿Donde te metiste?
    
    - Pues, no sé, tío. Me fui a mear y cuando salí estaba mas solo que la una...
    
    - ¡Buah!, ...
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