Patas arriba (XVII) - Relatos Eróticos

Patas arriba (XVII)

... el café, esas señas y que atacase a Joel no podía ser obra más que de una persona, pero se supone que está lejos, no lo entiendo.

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A veces perder el tiempo cogiendo el Cercanías hasta Alcobendas tiene su recompensa: es de noche, tengo una vista panorámica de todo Madrid, o al menos desde el norte, se distinguen muy bien las torres de la Castellana, incluso esa molesta luz de los cojones que puso el Opus en una de las torres, en fin, puedo imaginarme qué sucedería si todo esto estuviera en llamas, digo yo, si Nerón quemó Roma, ¿por qué no voy a quemar yo Madrid? Vale, él era el César, pero yo podría llegar a alcalde o algo, ¿no?

Pero como que Madrid es la capital de España, que haré algo más de ruido antes de permitir que alguien me detenga, eso lo juro.

Ylian

Paco y Teresa fueron tan comprensivos con nosotros cuando supieron que era mi novio el que estaba ingresado que incluso nos llamaron unos taxis y nos dijeron que no nos preocupásemos por el pago, porque los taxis que llamaron son suyos, además, Luis nos dijo que no sería necesario firmar nada, pero que ya se encargaba él de incluirnos con las personas autorizadas para salir con Edu sin protocolo, lo que nos relajó un poco en medio de semejante situación. Tavo se vino con nosotros porque ya casi iniciaba su guardia (cosa que estoy seguro que no es así, porque si estaba en la madrugada, no entraría cerca de mediodía) y Javi vino porque “le pillaba de paso”, en fin, es bueno tener un equipo de apoyo ...

... para lo que pueda pasar.

Nos repartimos de manera que yo iba en el taxi con Vanya, Javi y Cami, creo que lo hicieron aposta, en fin, les conté la pelea con Ylian y Javi me recomendó decirle lo que sé y que él me lo confirme, porque ayer le reclamé solamente que me ocultaba cosas, pero nada más, Cami me dijo que no me sintiera celoso, porque un gay no ama de la noche a la mañana a una mujer, pero Vanya fue el que más caló en mí, me dijo que siguiera mi corazón y que pasara lo que pasara él estaría para apoyarme, que es mi brat y eso nadie lo cambiaría.

Iván

Nos bajamos de los taxis y Tavo nos recomendó que Ylian entrase primero y solo, porque ellos necesitarían un buen rato para hablar como pareja y decidir qué harían, Tavo calculó que con media hora tendrían suficiente, luego él nos ayudaría a entrar a los demás, así que les pedí que fuésemos a un café o un sitio privado para poder comentarles algo, incluido Javi porque tenía un lío en la cabeza que no podía resolver. Tavo y mi brat se fueron hacia la zona de las habitaciones y nosotros nos fuimos al lugar que menos habría pensado: una iglesia cercana al hospital, Javi nos dijo que conocía al cura y que estaba cerrada a estas horas, lo que nos daría un espacio privado y que nadie nos interrumpiría. De camino él llamó al cura y no habría problema, al llegar el cura nos saludó, le dio las llaves a Javi y se fue a dormir la siesta, lo que nos garantizaba aún más intimidad.

Una vez adentro y después que Javi hiciera una ...