El Culo de Doña Felicia
Fecha: 09/03/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Tabú
Anal
Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster
... tembloroso pandero de Felisa. Un culazo que me prometí perforar antes de una semana.Al día siguiente, con puntualidad prusiana, la tía Felisa, escoltada por el inocente cornudo que, entonces sí, lucía una ridícula sonrisa de oreja a oreja, apareció por la consulta.Aunque ella me había confirmado la cita el día anterior, cuando la dejé en manos de su esposo, cabizbaja, sonrojada y con el chocho todavía chorreando, no tenía nada claro que apareciese. Supuse, que, en su casa, cuando reflexionase sobre lo sucedido, su mojigatería vencería a la lujuria y se olvidaría de todo el asunto. Pensé que llamaría con cualquier estúpida excusa y la milonga de que ya se encontraba mejor y no quería continuar con el tratamiento o algo parecido. Pero, como fui descubriendo durante esa semana, Felisa era bastante más guarra de lo que pensaba, seguramente, ni ella misma sabía la puerca que habitaba en su interior...Tras los saludos de rigor, la pareja se sentó frente a mi mesa. Él, como he dicho, exultante y contento, hablando por los codos de lo beneficioso del tratamiento y de lo rápido que se le estaban quitando las ronchas a la tía Felisa. Yo, por dentro, me descojonaba de su ingenuidad y asentía a su perorata con breves interrupciones para decirle que no había que confiarse y que había que seguir el tratamiento hasta el final (¡ni de coña me iba a quedar yo sin petarle el ojete a la tía!) porque el virus podía estar latente y tal, y tal, bla, bla, bla...Mientras tanto, la tía contemplaba ...
... toda la conversación muy seria, con cara de póquer. Por momentos daba la sensación de estar enfadada. Lo cual me resultaba chocante, porque si la sesión del día anterior no le hubiese gustado, cosa que, desde luego, no parecía, le bastaba con haber puesto una excusa y no haber vuelto. Pero no, al contrario, allí la tenía, con un escotado vestido de flores que mostraba el bronceado canalillo de sus tetazas de jamona.Yo recreaba la vista y buscaba la complicidad de su mirada, mientras escuchaba las chorradas del cornudo. Pero ella parecía hacer caso omiso de cualquier insinuación y se mostraba esquiva, lo que, la verdad, me tenía un poco mosca.Finalmente, me cansé de escuchar las paridas del tío Basilio y corté el rollo al pichafloja. Le dije que tenía otra cita poco después y nos convenía empezar. Ambos se levantaron y, mientras Felisa se quedaba junto a la silla, acompañé al tío a la puerta y le indique que esperase en la pequeña sala de espera, donde ya estaba puesta la tele para que estuviese bien entretenido.Tras dejarlo allí y cerrar la puerta, todas las dudas que hubiera podido albergar sobre mis posibilidades de seducir a Felisa se disiparon.Seguía de pie junto a la silla, pero el vestido estaba perfectamente plegado sobre la misma y ella permanecía erguida y con un precioso y excitante conjunto de ropa interior negra de encaje que le levantaría la polla a un muerto.Antes de que yo pudiese recuperarme del impacto, ella avanzó sobre sus zapatitos de tacón y cerró mi boca ...