1. El Culo de Doña Felicia


    Fecha: 09/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Tabú Anal Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    ... abierta con un morreo lascivo y puerco, de los que hacen época. Tras un par de minutos, intercambiando babas, se separó brevemente de mí y, mirándome fijamente me dijo:-¡Aquí estoy! Para continuar el tratamiento...El caso es que está claro que la tía Felisa acababa de descubrir a la puta que habitaba en su interior. Evidentemente, el tío no estaba capacitado actualmente (y, por lo que me contó ella, nunca lo estuvo) para satisfacer a una hembra de ese calibre.Todo era muy distinto del aspecto de pareja perfecta y compenetrada que se preocupaban por transmitir. Un señorito de aspecto imponente que había conseguido emparejarse con la mejor moza del pueblo. Quizá no la más guapa, pero si la que era capaz de despertar los más bajos y puercos instintos entre el personal masculino.Ahora, ya en la madurez, tras la fachada de esa pareja ideal, descubrí que la pobre Felisa había pasado su vida entera sin un triste orgasmo y fingiendo una felicidad conyugal inexistente. Y yo, con la inestimable ayuda de mi rabo, me disponía a aliviarla de esa desdicha.Pude ver cómo ella, encantada, me seguía el juego, pasando ampliamente del cornudo impotente que miraba absorto programillas ridículos tras la puerta, mientras la boca de furcia de su esposa realizaba un curso acelerado de felatriz, babeando copiosamente sobre mí polla. Mientras mi adorable tía me mamaba el rabo, yo le apretaba la cabeza con fuerza hasta que los huevos le rebotaban en la barbilla.Esa tarde, hicimos todo tipo de cerdadas ...
    ... durante casi una hora. No me resultó difícil llevarla al orgasmo un par de veces y, también dos veces, la regué con mi esperma. La primera en el depilado chochete (me había hecho caso y se presentó con un coño y un culo de muñeca, una delicia, vamos...) y la segunda, me corrí en su garganta sentado en el sofá, apretando con fuerza su cabeza contra mi rabo, mientras le metía un dedo en su apretado ojete y ella forcejeaba tratando de escapar. Con poca convicción, todo hay que decirlo. A la muy zorra la estaba adiestrando a mi gusto y parece que empezábamos a sincronizar...Después, hablamos de mis objetivos. Tenía una cierta urgencia en petarle el ojete a la guarra. De hecho, me lo había propuesto como buena obra del mes. Mi intención era hacerlo en la barbacoa del domingo, en la cama matrimonial que compartía con el cornudo y dónde, según me contó, hacia siglos que no se vivía ningún tipo de actividad ni puerca, ni lujuriosa, ni tan siquiera romántica.Ella, que acababa de entrar en el puterío por la puerta grande, se mostró encantada con la idea. Además, creía que ahora, con el rollo del tratamiento tan "exitoso" que estaba recibiendo, era el mejor momento para llevar a cabo nuestros planes y que nadie se iba a extrañar de una breve escapada durante la fiesta, para una rápida sesión curativa. Ya se sabe: la salud es lo primero...Y como yo no tenía ganas de que el desfloramiento del virginal (y deseado) ojete de doña Felisa supusiese alguna m*****ia para ella, y le fastidiase su ...
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