1. La señora Ysabela y yo (8)


    Fecha: 11/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que se tragaba el glande duro y rojo de mi pene, una abundante lechada fue a parar a su garganta, descontrolado sólo dejaba vacear mis huevos por completo agarrado a los cabellos de la señora que no dejaba escapar ninguna gota de su néctar seminal.
    
    - Ay, Ysa, tienes unos labios que son la gloria.- susurré dejando que ella me succionara hasta el último espermatozoide.
    
    - Gracias mi pequeño, ya sabes que esta boquita es toda tuya.- dijo coqueta y pasando un lengüetazo en todo mi glande.
    
    Al terminar de degustar su bebida láctea, la señora se levantó y me besó en la boca, introduciendo su lengua hasta mi garganta, golosísima en su máxima expresión. ¡Vaya vecinita que me tocó en esta vida!
    
    Seguimos reposando de mi vaceada de huevos aunque estuvieramos de pie y abrazados pero esperábamos ansiosos por probar la nueva locura que nos traería esa mágica lluvia dorada. Y entre susurros y caricias, llegaron las urgencias por vacear nuestras vejigas que de un momento a otro parecían querer explotar.
    
    - Oye, mi niño, ya estoy lista pero ¿quién empieza?- preguntó la señora dubitativa.
    
    - Pues, si quieres empiezo yo.- contesté entusiasmado por lo que venía.
    
    - O sea yo te orino primero, ¿cierto?- inquirió inocente.
    
    - Así es Ysa.- dije arrodillándome en el frío piso de mayólicas de la ducha. Cuando quieras.
    
    Desde abajo podía ver la abundante mata de vellos púbicos de mi vecina, que con calma y dándole un aire solemne la situación, subió una pierna por sobre mi hombro ...
    ... derecho y yo quedé expedito a recibir la lluvia de su interior. Con una sonrisa dibujada en su cara de mujer traviesa, Ysa fue dejando fluir con libertad absoluta su orina. Mi mejilla recibio el primer chorro, seguido después de mi frente y el restos de mi rostro para luego seguir con mi s hombros, mi pecho, mis manos hacían pocito llenándose rápidamente de sus orines que yo mismo me salpicaba a la cara, el calor de su cuerpo era transmitido a su líquido.
    
    Ella soltaba carcajadas acompañadas de distintas palabras llenas de asombro pero que yo sabía muy bien que le empezaba a gustar. Una vez que me surtió con la última gota de orine, me quedé mirándola desde abajo donde me encontraba arrodillado, sin mediar palabra o esperar me dijera algo, me acerqué a su vagina y lamí como nunca antes, saboreando el sabor salado de su meado para sorpresa de la señora Ysa. Pero que como sospechaba la puso a andar como una locomotora sexual, fue como un choque eléctrico a sus instintos básicos de hembra arrecha, que su macho disfrutaba todo lo que proviniera de ella.
    
    - Ha estado delicioso.- dije pasando las manos por mi cabello mojado.
    
    - Ay, mi niño, sinceramente que me has dejado volando con este espectáculo.
    
    - Pero, ¿te gustó?- pregunté sabiendo de antemano su respuesta mientras me ponía de pie.
    
    - Muchísimo, ha sido de las locuras más increíbles de mi vida.- respondió dejando que nuestras bocas se volvieran a encontrar.
    
    Jugamos deliciosamente con nuestras salivas, la lujuria ...