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Mis memorias - Séptimo capítulo
Fecha: 13/03/2019, Categorías: Confesiones Autor: Dinamujermadura, Fuente: CuentoRelatos
... un poco. En uno de ellos nos sentamos y de locos comenzamos a besarnos apasionadamente haciendo crecer las ganas de tener relaciones. Me levanto colocándome encima de él, se desabotono el pantalón y se saco su verga erecta me la acomode en mi cuquita y me deslice por entre ella. Guua ese fue un orgasmo que nunca olvidare tampoco duramos tanto haciéndolo ahí, estábamos muy arrechos los dos, yo quede toda untada de su semen que me escurría pierna abajo. Seguimos caminando por las calles enamorados besándonos, y jugueteando como dos locos. A las 11 nos devolvimos para el hotel al otro día seguía la convención. Nos despertamos, bajamos a desayunar, luego él se fue. Vi a varias muchachas pasar a la piscina. Ha rico me subí a ponerme un vestido de baño y bajar después a la piscina. El cielo estaba despejado muy pocas nubes en el horizonte. Me senté en una de las camillas de sol y me aplique bronceador. Había que darle color a mi blanca piel. El mesero me trajo una cerveza fría. Se me quedo mirando de arriba abajo. Yo apenas le sonreí dándole las gracias. Me recosté y me deje un rato al sol. El calor me levanto sudando y me metí a la piscina nade un buen rato haciendo ejercicio. Al salir llame al mesero un muchacho de ojos verdes cabello mono con su traje impecable. – Me puedes hacer el favor y me traes una cerveza bien fría. – Con mucho gusto mi señora. Al regresar me la dejo encima de la mesita. – Tu me puedes hacer otro favor. – Diga usted. – Me puedes aplicar bronceador en la ...
... espalda. - No lo siento no está permitido ese servicio en el hotel. – Ha bueno muchas gracias. El muchacho se fue y de pronto escuche una voz melodiosa que me decía - Señora si gusta yo le puedo hacer ese favor. Al Voltear a mirar quien era. Vaya que me quede mirándolo. Un trigueño bien fornido de estatura 1. 75 más o menos y unos encantadores ojos negros. -¿Y tu no trabajas acá cierto? - No preciosa estoy hospedado en el. – Ha que bien. Y levantando el bronceador le dije: – Me vas a hacer el favor. – Sera un placer. Me recosté boca abajo y me solté el cordón de la tanga. Dejándole toda mi espalda a su disposición. La que acaricio mientras me untaba el bronceador. - ¿Te hecho en las piernas también? - Si claro hazme el favor. Se coloco bronceador en sus manos y me lo comenzó a untar por mis muslos. Bajando suavemente recorriendo por las rodillas y volviendo a subir por mi entre pierna le abrí para que me dejara bien. Sus manos hicieron el amague de seguir por mis nalgas y al ver que no me inmutaba prosiguió untando mi trasero. Haciéndole pegar una erección que se le notaba en su vestido de baño, al que yo observaba y que él no se molestaba en disimularla al ver que lo estaba mirando. – Muchas gracias caballero pero me estas tapando el sol. – Ha si disculpa preciosa. Se me acomodo al lado, seguimos hablando. Quería saber de mí que hacía en Cartagena sola, le conté todo. La convención, la luna de miel, de Bogotá, estudiante derecho. Y a la vez le preguntaba ...