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Con ciento cuarenta caracteres me basta
Fecha: 17/08/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: a_relatos, Fuente: CuentoRelatos
... continuaba con su trabajo y moviendo distraídamente el bolígrafo. Tengo el móvil entre mis piernas y me excita cuando vibra con tus mensajes. Ya no sabía dónde situarse detrás del mostrador para disimular al tiempo que seguía cobrando mecánicamente a los clientes. No podía fijar la atención a nada de lo que estaba haciendo. Se desabrochó la camisa que ya empezaba a ahogarle y se inclinó para disimular su erección con la bata blanca de farmacéutico. Bebió desesperadamente para intentar controlarse y pensaba en cómo responder. Si lo hacia lo suficientemente bien podría conseguir que ella dejase de atacarle de aquella manera pues iría a masturbarse en cualquier lugar oculto de su oficina. Ya lo había conseguido alguna vez pero era demasiado difícil. Y lo era más aún ahora que apenas podía pensar algo diferente que los recuerdos de aquella misma mañana. Aun sentía el tacto de su piel cuando acariciaba las curvas de sus pechos y su vientre, respirando ambos profundamente el dulzón aroma de su habitación después de haber hecho el amor. Le gustaba poseerla con suavidad pero firmeza y sentir en su pene las contracciones de su vagina al correrse. Disfrutaban observándose al espejo de la habitación mientras practicaban todas las posturas que podían imaginar envueltos en su delirio de placer. Te seguiré comiendo tu sexo aunque me digas basta y el cuerpo te tiemble de tantos orgasmos. Tuvo que cruzar de nuevo las piernas bajo su falda para esconder la humedad en su ropa ...
... interior que su víctima le estaba provocando con aquellas respuestas. Notaba su presencia a través de su piel como si la estuviera abrazando, conservaba en sus labios el gusto dulce de su boca. La ropa que llevaba puesta aun olía a él, podía sentir su aroma y el tacto de su barba. Ella ya no estaba allí sentada en aquella mesa, estaba en su dormitorio unas horas antes cuando Mario la penetraba desde atrás y percibía el calor de su pene en su interior. Aún notaba la sensación cuando él eyaculaba entre sus manos y el semen caliente le caía por sus senos. Se relamía de gusto y se reía de placer al observarlo mientras gritaba desesperado durante su orgasmo. Se volvió a recomponer intentando asestar el golpe definitivo pues parecía que él había tomado alguna ventaja. Las dos compañeras de mesa se miraban con complicidad pues sabían de los juegos de Alejandra con su pareja. Debía concentrarse al máximo en los apenas ciento cuarenta últimos caracteres que lo derribase y lo pusiera a sus pies. Ahí mismo cayó en la cuenta de su debilidad, lo que lo terminaría de perder sus casillas del todo. Sabía con seguridad que perdería el control definitivamente y con suerte mojaría el interior de su bata blanca como premio a su destreza como dominadora de la situación. A esas alturas él ya estaría más que excitado así que aprovechó para disparar su última bala. Luego te esperaré a que salgas en la puerta de la farmacia con mi gabardina y debajo sólo la ropa interior roja. Mario tuvo que ...