LO DULCE NO SUFRE DERROTAS DE OLVIDO
Fecha: 09/09/2025,
Categorías:
Primera Vez
Tus Relatos
Autor: Leja, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
-Yo soy medio la madre de mi hermana. Arreglo todo.
Ocurrió la noche, con ella llegó algo parecido, sino que el paraíso.
Vestida de lino, con sedas al tacto en su falda. Maquilladas de vida, perfumadas de amor. Ella edificada en besos, su hermana, atesorada en primera piel para el goce.
Sumimos de entrada el no lastimarnos de olvido. Sería una noche en la que nuestras almas, se recordarían en eso que solemos llamar carne trémula. Besos de gloria. Su hermana menor, aún con ese calor que conservaba conmigo desde el primer beso y ese latido de su femenina manera de ser, sobre mi muslo duro. Fue lo que la desenvolvió para que se deje hacer en la noche más lunar de todas las noches.
Aceptamos guardar el secreto de forma de la carne del otro para siempre. También, nos hicimos el juramento, de que lo que pasara entre esas cuatro paredes, se quedaría allí.
Un beso en mi cuello comenzó la faena. La más experimentada en el goce, se dilató en salivas y caricias labiales sobre mi humanidad. La niña, que aún lo era, la acompañó y, ambas sellaban mis poros con sus labios. Lóbulos de la oreja, cuello, pechos, tetillas, abdominales, pubis.
Una tela de algodón separaba mi sexo erecto de sus labios híper suaves. La mayor se detuvo, miró a su hermanita quién se relamía, me miraba a los ojos y se quitaba el sostén de sus pechos de luz. Lentamente, fueron quitando la tela que cubría mi piel de hombre.
Ambas, primero, vieron como esa parte de mí se ponía dura y palpitante de a poco. ...
... Luego, con la seda de su piel, la mayor tomó mi carne trémula y lo besó. Fue un beso directo a la punta de mi placer. Húmedo, con gotas de sexualidad. Le resultó rico y hundió mi piel masculina en su boca tan, tan femenina que me vi apretando la sábana con mis manos. La menor, invitada por su hermana, hizo lo mismo. Volé.
Un volar como en un sueño. Cerré fuerte mis ojos y me dejé transportar a un mundo paralelo en donde yo era aire.
La pequeña desapareció mi punta en su boca aún más pequeña, pero con la suficiente energía corporal, para toda mi carne trémula le entrara en esa cavidad facial dilatada. Dejé hacer la luz en mí. Me debatí entre suspiros y erecciones inmensas.
La mayor delas hermanas me besaba mucho la boca, y a la vez, bajaba para rozar su lengua a lo largo de toda mi fruta. Era fruta para ella. Una porción de su fruta favorita. Su lengua, caliente, me hacía ver esas estrellas que alguna vez vi cuando mi pequeño amor, me amaba.
La mayor mandaba, o eso dejé que pase. La menor se devoraba mi llama, lo hacía con torpeza, pero cuando la falta de sabiduría tiene el deseo de aprender, o de dar goce, no se le da importancia a un beso mal dado. Menos, cuando ese beso es sobre la punta del sexo que emana gotas de placer.
La mayor, ardiendo, se quitó las ropas que guardaban su presea. Me dio un beso profundo, con su lengua que recorrió todo el interior de mi boca. Cuando notó que podía besarme con otra parte de su cuerpo, no lo pensó dos veces. Se posó, mariposa dulce, con ...