LO DULCE NO SUFRE DERROTAS DE OLVIDO - Relatos Eróticos

LO DULCE NO SUFRE DERROTAS DE OLVIDO

... mis bolas.
La niña, que ya no lo era. Me apretó mi sexo en incontadas veces. Sacudí su cuerpo con mis embistes sin pensar ya que era una pequeña mujer.  Fue un goce único. Su hermana devorara mis bolas, y sentía, por los impulsos de sus hermanita, que también le besaba los labios.
Luego, la subí a su hermanita sobre mí, no quité mi sexo de dentro de ella. En esa posición, su hermana mayor,  me regaló sus labios femeninos para que la bese. Y, mientras su hermanita cabalgaba con torpeza pero no por eso, con calor femenino. Su hermana mayor, le hacía el amor a mi boca, llenándome de jugos dulces, calientes. Hermosos goces de mujer.
Ambas tuvieron un orgasmo mojado. Luego, la pequeña, agotada, quedó a mi lado, entonces, ahí, la hermana mayor, me tomó del tronco y acomodó mi sexo en su  ano. Se sentó con suavidad, con gusto, con placer, con lujuria sobre mí con su ano abierto dándole la bienvenida a mi sexo. Serruchó con ánimo, me devoró cual hembra fatal.
Su hermana, despierta luego de ser desvirgada. Me besó la boca con un amor hermoso. L a mayor, desaforada, acababa chorreando flujo sobre mi panza, al tiempo que apretaba mi sexo con su ano.
Yo estaba listo, los sabían las dos.
Se quitó de arriba mío. Me acorralaron contra el respaldo de la cama y entre ambas llenaron de besos y roces de mano, mi punta, tronco, bolas, perineo, ano. Se turnaban para comerse la punta. Yo no daba más.
Cual despojo de placer, me derretí sobre las dos con un intenso, largo, y muy abundante manantial de placer hecho eyaculación, sobre sus cabellos, bocas, ojos y pechos.
Nos dormimos por una hora. La niña sobre mi pecho, era bellísima, la hermana mayor de espaldas. Los tres tapados por una sábana.
Fue una noche de verano. Lo dulce no sufre  derrotas de olvido.