Ari: Prisionero de Mi Piel III
Fecha: 29/09/2025,
Categorías:
Transexuales
Tus Relatos
Autor: EntreLineas, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... manos, supe que no podía escapar.
—¿Otra vez tan apurada, princesa? —su voz profunda me atravesó como un rayo.
Me puse rojo de inmediato. Bajé la cabeza.
—Y-yo… tengo que volver a casa… —murmuré, apenas audible.
Jordan se acercó despacio, como un depredador que ya sabía que su presa estaba paralizada.
—¿Y por qué huyes de mí? ¿Te doy miedo? —me preguntó, inclinándose para verme el rostro.
Tragué saliva. Mis labios temblaban.
—N-no… solo que… yo… no debo… —me detuve, incapaz de articular.
Él rió, un sonido grave que me hizo estremecer.
—No debes, no debes… siempre con tus reglas, ¿no? —dijo burlón—. Eres tan inocente, Ari. Pronto serás mi mujer.
Sentí un calor extraño subirme al pecho.
—No me digas así… —pedí en un hilo de voz.
—Tú vas hacer mi mujer—replicó él, acercando su rostro al mío.
Me ruboricé aún más, las manos me sudaban.
—Jordan, por favor… déjame en paz…
Él arqueó una ceja y sonrió de costado.
—¿De verdad quieres que te deje en paz? Porque yo veo otra cosa. Te veo temblar, y no solo de miedo. Te ruborizas cada vez que me acerco. ¿Sabes lo que pienso? —su voz bajó, grave, casi un susurro—. Que en el fondo, lo disfrutas.
Negué con la cabeza, aterrado.
—¡No! Eso no es verdad… yo… yo no soy así…
Jordan me acorraló contra la pared, su sombra enorme cubriéndome por completo. Yo sentía que no podía respirar.
—Claro que lo eres —afirmó con una seguridad aplastante—. Y mientras más lo niegues, más me lo confirmas.
Yo ...
... apreté los ojos, con las lágrimas queriendo salir.
—No… no digas eso… por favor…
Él me tomó suavemente del mentón y me obligó a mirarlo.
—Escúchame bien, Ari… —dijo despacio, como si me estuviera marcando cada palabra en la piel—. Desde el día que te vi, supe que ibas a ser mía. Tú puedes llorar, huir, negar… pero no puedes escapar de mí… y tarde o temprano, vas hacer mi mujer.
El corazón me golpeaba tan fuerte que sentía que iba a desmayarme.
Me cubrí el rostro con las manos, desesperado.
—¡Basta! ¡No digas eso! —balbuceé, con la voz quebrada.
Él me apartó una mano con firmeza, sin dejarme escapar.
—¿Ves? Eres tan frágil… tan débil… tan sumisa. Ni siquiera sabes defenderte. Y eso… —rozó mi mejilla con sus dedos ásperos— …me vuelve loco, mírame como me tienes mostrándome su descomunal erección atreves de su pantalón.
Me estremecí al ver lo grande que se le marcaba debajo de su pantalón, me dio miedo, pero no podía apartar la mirada de su entrepierna.
—Por favor… yo no quiero esto… —susurré, casi suplicando. Con lágrimas silenciosas corriendo por mi rostro.
Jordan acercó su boca a mi oído, tan cerca que sentí su respiración caliente.
—No puedes evitarlo Ari. Vas a terminar obedeciéndome, Ari. Y lo peor… —sonrió, saboreando cada palabra— …es que te va a gustar.
Yo me quedé paralizado, atrapado entre el terror y esa extraña sensación que me desgarraba por dentro. Quise gritar, correr, desaparecer… pero no lo hice. Solo temblé, débil, sumiso, ...