1. Mario y Bety, la visita de los suegros


    Fecha: 17/08/2017, Categorías: Incesto Autor: Little Sex Warr, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando conocí a Bety, ambos rondábamos los 28 años, siempre me gusto su carácter, ella es una mujer súper alegre, fiestera, con todo mundo se lleva bien, es la típica jarocha (nativa del estado de Veracruz), pero, además, súper cariñosa, romántica, le encanta cocinar y muy unida a su familia.
    
    Físicamente, Bety también hace honor a las nativas del puerto, morena, de pelo largo y negro, ojazos grandes y que dicen mucho con la mirada, labios gruesos y carnosos, cuerpo voluptuoso, de senos generosos, caderas anchas y piernas gruesas y torneadas. Un coño de campeonato, tupido de vellos, recortados solo en las ingles y unas nalgas espectaculares. Y a la hora del sexo, mi pareja se convierte en una mujer poseída, le encanta gritar, gemir, arañar y mostrar abiertamente el placer que siente en ello.
    
    Nuestro noviazgo duro poco más de un año, cada uno de nosotros traía ya historia sobre la espalda, ambos éramos conscientes de eso, pero ya como matrimonio, mi mujer resulto una excelente ama de casa. Rentábamos una pequeña casita de dos niveles y dos recamaras en las afueras de la ciudad, no teníamos plan de ser padres todavía, por lo que mi señora, continuaba cuidándose con anticonceptivos orales, mismos que usaba desde hace más de 10 años.
    
    Cuando apenas cumplíamos seis meses de casados, y sin esperarlos, nos llegaron de visita sus padres, ellos ocuparon la habitación contigua a la nuestra. Pasaron tres o cuatro días acompañando a mi esposa, algunas veces salían a pasear, pero ...
    ... principalmente se quedaban en casa. Cuando yo llegaba por la tarde noche, salíamos a caminar o a cenar cerca de casa y así pasaban los días. Aquí debo mencionarles, que mis suegros deben tener una edad aproximada entre 60 él y 55 ella, mi suegro es de estatura media, delgado y de complexión fuerte, marinero de toda la vida. Mi suegra es una copia idéntica de Bety, pero con unos 25 o 27 años más. Y así como llegaron, sin avisar, una noche llegue a la casa y ya no estaban, la visita había terminado.
    
    Pasaron otros cinco o seis meses, para que se repitiera la visita, sin ningún aviso previo. Bety me hablo a la oficina, solo para avisarme que sus padres habían llegado por unos días. Igual que la vez anterior, a los tres o cuatro días, mis suegros se retiraban. Esa segunda vez, si me molesto la visita, mi esposa y yo, estábamos en una temporada de harta calentura, llevábamos más de una semana, cogiendo todos los días, solo era llegar a casa y mi esposita caliente, ya me esperaba con los brazos y piernas abiertas. Y de la noche a la mañana, se acabó el placer, al llegar a casa, solamente me esperaban Bety y sus papás, para cenar y platicar y al acostarnos, mi mujercita siempre usaba a sus padres como pretexto para no cumplirme en la cama.
    
    Yo le cuestionaba a Bety, el proceder de sus padres, y solo me contestaba, que era algo que hacían con ella y con sus otras dos hermanas, así sin avisar, solamente se presentaban en sus casas para pasar algunos días. Y sin darme oportunidad de ...
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