1. Mario y Bety, la visita de los suegros


    Fecha: 17/08/2017, Categorías: Incesto Autor: Little Sex Warr, Fuente: CuentoRelatos

    ... mayor queja, ella recalco, que le encantaban las visitas de sus padres y que por ningún motivo haría algo para evitarlas.
    
    Y así llego la siguiente visita, poco antes del cumplir seis meses sin verlos, mis suegros estaban nuevamente en casa. Esta vez, lo tome con mayor calma, decidí pasarla bien durante su estancia, es más, aproveche las sobremesas, para observar a mi suegra y a mi señora y compararlas, no se podía percibir ninguna desigualdad, estaba seguro que solo viendo a ambas desnudas, se notarían las diferencias.
    
    Al segundo día, estando un poco aburrido en el trabajo, por la falta de quehacer, decidí regresarme a casa, tal vez, pudiera convencer a mis suegros de salir al centro. Pero nunca imagine lo que pasaría al llegar. Cuando entré a la casa, encontré a mi suegra, en la sala, recostada en el sillón, abierta de patas y con ambas manos en su panocha, dándose una gran sobada. Mientras en la parte superior, podía escuchar a mi señora, bramando de placer. Subí corriendo la escalera y al asomarme a nuestra habitación, pude ver a Bety, en cuatro patas, con el culo expuesto, recibiendo tremenda cogida de parte de su padre, no podía creer lo que veía, sin poder emitir sonido alguno por la impresión, observaba como mi suegro sacaba y volvía a hundir, su negra y tumefacta verga, dentro del cuerpo de su hija, mi esposa y ella con la mayor puteria del mundo, disfrutaba aquellas embestidas cual vil animal en celo.
    
    Después de unos minutos de observarlos, me di cuenta ...
    ... que en realidad estaba fascinado, me deleitaba ver a mi esposa insertada hasta los huevos por otro hombre, mi verga en ese momento, ya estaba totalmente llena de sangre, me dolía de tenerla dentro de mis ropas, no podía dejar de observar y al mismo tiempo deseaba unírmeles para poder descargar mi calentura. Necesitaba una hembra en celo y con asombro me di cuenta que un cuerpo desnudo me abrazaba, mi suegra empezaba a desnudarme con manos ávidas y deseosas, la tome entre mis brazos y la lleve hasta la recamara vacía, mientras me despojaba del resto de mi ropa, pude admirar aquel cuerpo maduro, con algunas lonjas de más, con las tetas de sus chichis, negras y bien paradas, pero viendo ligeramente hacia abajo y aquella pelambre entre sus piernas que me recordaba el de mi esposa, y al abrir sus piernas como invitándome a poseerla, pude ver aquellos labios gruesos y húmedos, en el margen de aquella obscura cueva que me estaba esperando con anhelo.
    
    Sin más, me acomode entre sus muslos y de un solo golpe, le encaje toda mi verga, hasta que mis huevos chocaron con su culo, provocando el ruido típico de dos cuerpos húmedos chocando entre sí, iniciando un concierto de golpes fuertes y profundos, el coño de la madre de mi esposa, estaba cada vez más inundado de los copiosos jugos que emanaban de él.
    
    Mi suegra al igual que su hija, gritaba a todo pulmón en cada una de mis arremetidas, pidiéndome que aumentara la potencia y profundidad de mis acometidas. Si Bety era una fiera en la ...