- 
        Capítulo 1: Vestida para Su Deseo Prohibido
 Fecha: 21/10/2025, Categorías: Infidelidad Tus Relatos Autor: Auro, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
 ... intensidad que rara vez se permitía ver la luz del día. Mis pechos, grandes y turgentes, se derramaban sobre el escote, los pezones erectos y oscuros marcándose con impudicia a través de la tela fina. Sentí el calor concentrarse entre mis piernas, mi entrada ya palpitante, lista para ser invadida. Los tacones altos me elevaban, ofreciendo mi cuerpo en una postura de entrega provocativa. Unas gotas de perfume, una esencia cargada de promesas carnales, sellaron mi metamorfosis. Cada inhalación era una punzada de excitación, un anuncio olfativo de la pasión que estaba a punto de desatarse. Mientras repasaba mi maquillaje, mi mente se llenaba con la imagen de Dante, su sonrisa depredadora, la forma en que sus ojos oscuros me desnudaban con solo mirarme. Una punzada de nerviosismo se mezcló con el fuego que me consumía. La idea de lo prohibido, de este encuentro clandestino en mi propio hogar, era un afrodisíaco potente. La adrenalina danzaba en mis venas, preparándome para la entrega total. La espera era una tortura deliciosa. Cada crujido de la casa, cada susurro del viento, me hacía tensar. Finalmente, el timbre resonó, un latido fuerte en el silencio cargado de deseo. Abrí la puerta, mis labios curvándose en una sonrisa nerviosa y expectante. Él estaba allí, su mirada oscura clavándose en mi cuerpo, desvistiéndome centímetro a centímetro. Cerré la puerta, el sonido resonando como un presagio. Sin dudarlo, me arrodillé ante él, ofreciéndole mi boca como un cáliz. “Mi ... ... dueño”, susurré, sintiendo la dureza de su erección presionando contra mis labios. “Estoy lista para ti”. Mi boca se abrió, ansiosa por devorar su masculinidad, por sentir el sabor salado de su deseo, el pulso firme que anunciaba la tormenta que estábamos a punto de desatar. Mi lengua danzó sobre la punta hinchada, saboreando las gotas de líquido preseminal que ya la humedecían. Sus manos se enredaron en mi cabello, guiando mi boca más profundamente mientras gemía en mi oído. El olor de su excitación me invadió, volviendo mi coño aún más líquido. Él me levantó bruscamente, sus manos deslizándose bajo mi vestido para apretar mis nalgas desnudas. Me condujo sin decir palabra hasta la encimera de la cocina, levantándome y abriendo mis piernas sin delicadeza. Sentí su erección dura presionando contra mi entrada húmeda. Con un gruñido bajo, se lanzó sobre mí, penetrándome con una fuerza salvaje. El dolor agudo se mezcló con una punzada de placer impuro. Gemí, aferrándome a sus hombros mientras sus embestidas se volvían más rápidas y profundas. Sentí mi tanga rasgarse bajo su furia, la tela ofreciendo una resistencia inútil. La humedad entre mis piernas se intensificó, mi cuerpo respondiendo a su salvajismo con una necesidad desesperada. Mientras me follaba contra la fría superficie, sus manos exploraron mi cuerpo con una urgencia posesiva. Apretó mis pechos, sus dedos pellizcando mis pezones erectos hasta que grité. Su boca descendió sobre mi cuello, mordisqueando mi piel ...