1. En la playa nudista


    Fecha: 17/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: anacristina, Fuente: RelatosEróticos

    ... hubiera podido restregar mi coño contra la pierna de mi amante ocasional no hubiese tardado en correrme como una perra. Estaba tan excitada que no podía soportarlo más.
    
    Dos manos húmedas y sudorosas se deslizaron entre mis senos sobándolos a conciencia. Mis pezones estaban endurecidos y extremadamente sensibles. Aquellas maravillosas manos siguieron acariciando mis pechos hasta que creí enloquecer de placer.
    
    Veo que ya estás a punto para sentir mi polla en tu interior.
    
    Pese a no poder negar mi nerviosismo, traté de relajarme y entreabrí las piernas preparándome para la embestida que se avecinaba. En aquel instante, un dedo penetró mi ano. Al principio se introdujo lentamente, pero después entró y salió cada vez más rápido hasta hacerme enloquecer por completo. De repente aquel bastardo deslizó otro dedo en mi dilatado esfínter.
    
    Dos fornidas manos me agarraron por las caderas. El ardiente glande de su grueso tallo rozó el exterior de mi pequeño agujerito. Creí que no estaba seguro de querer penetrarme, pero en una rápida embestida sentí cómo se abría paso en mi interior. Chillé sin poderlo resistir, aquel cabrón me había desvirgado mi agujero trasero sin la más mínima compasión. Lloré ante semejante intromisión en mis entrañas. Abrí los ojos como platos degustando con placer aquella estupenda saeta. Mi cuerpo se movía y agitaba al ritmo de sus acometidas. Arqueé la espalda, arañé con las uñas la roca y contraje la respiración. Los latidos de mi corazón se ...
    ... aceleraron. Aunque había sido follada alguna vez por mi novio, jamás había sido tan brutal ni me sentí tan indefensa como esa vez.
    
    Iván, embestía una y otra vez, sin dar muestras de cansancio y, mientras su verga taladraba mi ano, volví la cabeza. Aquel hombre tenía la mirada perdida y buscaba aire con dificultad. Lanzó un gemido de placer y me embistió con tanta furia que casi me hizo levantar del suelo. Mi vagina estaba empapada, ardía en deseos de sentir en mi coño la palpitante culebra que horadaba mi culito. Estaba tan excitada que supe que no tardaría en correrme. Tan solo era cuestión de segundos.
    
    Sentí la acometida de aquel hombre mientras invadía mis intestinos. Ladeé la cabeza y contemplé la escena con excitación. Estaba siendo sodomizada sin el más mínimo descanso por aquel maravilloso semental. La escena me resultó tan sumamente morbosa que acabé perdiendo el control de mí misma y me corrí sin remedio.
    
    Mi amante me dejó descansar unos breves momentos para poder recuperar el aliento extrayendo aquella flecha de mi conducto anal. Tenía la verga totalmente endurecida. Mi mirada le ponía cachondo y, unos segundos más tarde, comprobé el tamaño descomunal de aquel músculo demoledor.
    
    El hombre empezó a sobarse la polla con sus dedos. Le miré a los ojos y ambos sonreímos. Conscientes de lo que iba a ocurrir, apoyé mi mano en su hombro y me levanté. Mis piernas apenas podían sostenerme.
    
    Vamos, muchacho, ¿a qué estás esperando? le dije mientras volví a inclinarme ...
«12...5678»