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Ari: Prisionero de Mi Piel VII
Fecha: 03/11/2025, Categorías: Transexuales Tus Relatos Autor: EntreLineas, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
La noche estaba en silencio, solo el zumbido lejano de algunos televisores en el barrio. Ya mi madre me había avisado que no vendría a dormir por que salió un imprevisto en el trabajo. Yo estaba en la sala, repasando papeles, trataba de no torturándome por lo que había pasado en la mañana, cuando escuché ese golpe suave en la puerta. Mi corazón se aceleró. No necesitaba asomarme para saber quién era. —Ari… —su voz grave se coló por las rendijas como una orden—. Ábreme. Me quedé quieto, dudando, pero mis manos traicioneras ya estaban en el picaporte. Al abrir, su figura enorme llenó la entrada. Jordan sonrió, esa sonrisa que mezcla burla y deseo. —Buenas noches, Ari… —dijo con esa voz gruesa, mirándome de pies a cabeza. Me encogí en el sillón, tratando de cubrir mis piernas con la polera, pero fue inútil. Su mirada ya las había recorrido como si fueran un tesoro. —¿Por qué siempre andas así? —preguntó con una sonrisa peligrosa—. ¿Quieres volverme loco? —No… no es eso… —susurré, apretando mis rodillas—. Es solo mi pijama… Se rió bajo, acercándose. —Pues te queda demasiado bien para ser “solo tu pijama”. Mírate… esas piernotas, esa piel tan blanca, tan suave que huele a crema… ¿sabes lo que me provoca? Yo bajé la mirada, temblando. —Jordan, por favor… no digas esas cosas… Él se inclinó, tan cerca que sentí el calor de su cuerpo envolviéndome. Sus dedos rozaron apenas mi rodilla descubierta. —Dime que no disfrutas cuando te digo esto —susurró—. Dime que no ...
... sientes nada cuando me acerco así. —Yo… yo no… —balbuceé, pero mi voz se quebró, delatándome. —Eso pensé —replicó satisfecho. Pasó la yema de sus dedos por mi pierna, muy despacio, hasta llegar al borde del short—. Tu piel… es demasiado suave. Te cuidas como si fueras una muñeca. Y yo… no puedo resistirme. Me mordí los labios, intentando apartar sus manos, pero era inútil. Él era demasiado fuerte, demasiado grande, y yo demasiado débil para detenerlo. —No deberías… —dije entre suspiros—. Mi mamá… si llega… Jordan soltó una risa grave, casi burlona, y se dejó caer en el sillón como si fuera suyo. —Tranquila, Ari. —Siempre me llamaba así, con ese tono que me hacía sentir su mujer—. Solo quiero acompañarte un rato… además, ¿qué pasaría si llegara tu mamá? Lo miré, temblando. —Se enojaría… no entendería… Jordan se inclinó hacia mí, sus ojos oscuros y penetrantes. —Yo sabría cómo tratarla. —Hizo una pausa, sonriendo de manera peligrosa—. Hasta podría ganármela. ¿Te imaginas? Que tu mamá me vea aquí, en tu casa, como si yo fuera tu novio… ¿o su futuro yerno? Sentí que el calor me subía por el rostro. —¡No digas eso! —protesté, dándole la espalda—. No juegues… —¿Jugar? —dijo levantándose, caminando hacia mí con pasos firmes que hicieron crujir el piso—. Yo no juego. Podría tratarla como una reina, como a mi suegra… y a ti como mi mujer. Mis rodillas temblaron. —Jordan… yo… no… —Shh… —puso un dedo en mis labios, callándome con un gesto suave pero dominante—. Me encanta ...