Ari: Prisionero de Mi Piel XVI - Relatos Eróticos

Ari: Prisionero de Mi Piel XVI

... firme): —Sí… porque con él… me siento… completa.
(Un silencio pesado llena la cocina. La madre suelta el celular, lo deja sobre la mesa, se acerca a Ari con lágrimas en los ojos.)
Mamá (en un susurro): —Hijo… ¿qué te ha hecho ese hombre para que lo defiendas así?
Ari (con los ojos bajos, llorando): —No me ha hecho nada malo, mamá… me ha hecho sentir… amada.
Mamá (sacudiéndolo suavemente por los hombros): —¡Eso no es amor, Ari! ¡El amor destruye, no hace daño, no te quita lo que ganas con tu esfuerzo! ¡Eso es abuso!
Ari (alzando la voz, algo que nunca había hecho): —¡Es amor para mí! ¡Y prefiero estar con él, aunque me cueste todo, antes que volver a sentirme vacío como antes!
Mamá (dando un paso atrás, impactada): —… ¿me estás diciendo que eliges a ese delincuente vividor antes que a tu propia madre?
Ari (con lágrimas rodando, pero sin retroceder): —Sí, mamá. Lo elijo a él.
(La madre se queda helada, como si esas palabras le hubieran atravesado el pecho. Se lleva las manos a la cara, solloza. Ari tiembla, pero no retira lo dicho. En ese momento se escucha el sonido de la moto arrancando, Ari corre y ve Jordán partir.)
Mamá —… Por fin se fue ese delincuente.
Ari —… yo corrí a mi habitación cerrando la puerta de golpe y me eché a llorar hasta quedarme dormida.
Al día siguiente me desperté temprano para bañarme y esperar a Jordán, quería complacerlo y que perdoné la reacción de mi madre, pero al bajar a preparar el desayuno me encontré con mi madre, no se ...

... había ido a trabajar y se le notaba que había llorado toda la noche.
En ese instante, se escucha la moto de Jordan afuera. La madre levanta la vista con rabia.
Mamá (señalando la puerta): —Ahí viene tu dueño. Tu carcelero. ¿También vas a abrirle esta vez delante de mí?
Ari (respirando hondo, con la voz débil pero decidida): —Sí, mamá. Voy a abrirle. Porque es mi decisión.
(La madre lo mira con el corazón roto. Ari, temblando, va hacia la puerta. La abre. Jordan entra con paso seguro, como si ya supiera lo que había pasado. Pone una mano grande sobre el hombro de Ari y sonríe con arrogancia hacia la madre.)
Jordan (con voz gruesa, firme): —Buenos días suegra, me estaban esperando…
Mamá (con furia contenida): —Desgraciado…
Ari (rápido, poniéndose delante de Jordan para protegerlo): —¡No, mamá! ¡Por favor!
(Jordan sonríe satisfecho, abrazando a Ari por la cintura mientras lo esconde tras su cuerpo alto y fuerte. La madre tiembla, con el rostro bañado en lágrimas, al ver cómo su hijo se refugia en ese hombre y no en ella.)
(Jordan, todavía con la sonrisa desafiante en los labios, toma a Ari de la mano frente a la mirada impotente de su madre. Ari está con el rostro empapado en lágrimas, pero no suelta la mano de él. La madre, en shock, tiembla como si quisiera detenerlos, aunque sus fuerzas no le alcanzan).
Mamá (sollozando): —Hijo, no vayas… te lo suplico…
Jordan (con voz grave, mirando de reojo a la madre): —Tranquila suegrita, acaso no quiere nietos… con una risa ...