1. Malena 7: Nuevos Comienzos 4


    Fecha: 20/03/2019, Categorías: Gays Autor: relator23, Fuente: CuentoRelatos

    ... profundo… le llegaba al estómago.
    
    Seguía apretando para sentir, lo mordía lo besaba, lo lengüeteaba, lo llenaba de saliva.
    
    La culebra había llegado al tope… a su sima., de allí no pasaría… no había más espacio.
    
    Metió sus manos entre sus piernas y tocó para calcular: quedaba aún una parte afuera, no supo cuánto ni nunca sabría cuál era su máximo aforo, porque la estaca comenzó un lento movimiento. Estaban sujetos entre sí por brazos y piernas….
    
    Él émbolo se movía en el poco espacio libre que a él le quedaba en sus caderas para el vaivén. Casi ni salía ni entraba.
    
    Ella rompió un orgasmo que la dejó para la urna… él acabó también pero no perdió el ritmo.
    
    El pistón entraba y salía sólo centímetros. Ellos estaban apretados y con sus bocas pegadas, se tragaban sus orgasmos. Ambos estaban sucumbiendo al dolor del placer, sus cuerpos se entregaban. Sus sudores se mezclaban pero no se separaban.
    
    El metió sus manos entre sus nalgas y abriéndolas completamente, comenzó a frotar su agujero. Había calor y humedad… pero también había mucho placer.
    
    Los orgasmos emergían y cesaban intermitentes. Uno más grande que parecía salirles de un sitio que quedaba fuera de ellos, los enloqueció y sus movimientos limitados se dispararon fuera de control, ambos gritaban, el pene entró un poco más Malena sintió que la reventaba en el mismo momento que su orgasmo llegaba a su apogeo.
    
    El chorro de semen lo recibió directo en su útero y este lo redirigió hacia sus trompas. No ...
    ... tenía por dónde salir.
    
    Se quedaron así un buen rato hasta que su falo comenzó a ponerse fofo.
    
    Cuando se separaron, muy lentamente, se dieron cuenta de que ella tenía sus dedos agarrotados enterrados en su espalda; él le había perforado el ano con un dedo y sus nalgas abiertas le dolían en su raja; las bocas escocían por tanto morderse; las piernas de ella estaban atadas a las suyas y fue difícil desamarrarlas… eran dos cuerpos que, por momentos, se convirtieron en uno solo.
    
    Se desatascaron y se separaron.
    
    -quiero dormir, dijo ella cansada pero saciada. Él la cubrió con la sábana y se levantó de la cama, que aunque era amplia, sin su peso sobre ella, le permitiría dormir más cómoda.
    
    -me sigue cuidando… pensó ella antes de sucumbir al cansancio.
    
    Eran las siete cuando la despertó. Una humeante taza de café la esperaba, él ya estaba vestido.
    
    Se abrazaron sin palabras, hoy era la despedida.
    
    Ella se bañó sola… sin que nadie la mirara.
    
    Se vistió con sus sudadas ropas de la víspera y le preguntó el nombre del perfume: -quiero recordarte en el olor de ese perfume.
    
    Él le regaló una botella nueva.
    
    La llevó a su casa y mientras se arreglaba, la esperó abajo, en el carro.
    
    La trasladó a su oficina.
    
    Casi no hablaron en el camino. Le regaló quinientos dólares para que fuera a un médico y se realizara unos exámenes: -creo que debes cuidarte más, le dijo.
    
    Seguía cuidándola… ¡coño, qué peo! ¿Será un error lo que estoy haciendo?
    
    Pero las palabras de La ...