Ari: Prisionero de Mi Piel XVIII - Relatos Eróticos

Ari: Prisionero de Mi Piel XVIII

El departamento nuevo

Cuando cerré la puerta detrás de nosotros, el sonido del pestillo me pareció definitivo. Ya no había vuelta atrás. Jordan dejó las llaves sobre la mesa, el silencio me golpeó. Todo era nuevo: el olor a pintura fresca, las cajas apiladas en el suelo, la luz que se filtraba por las ventanas grandes. Por primera vez, no escuchaba la voz de mi madre en el fondo. Era como si el mundo se hubiera quedado afuera.

Jordan soltó las llaves sobre la mesa y se acercó a mí despacio, observando cada rincón con esa seguridad suya que siempre me hacía sentir que él tenía el control de todo.

—Bueno, muñeca —dijo con media sonrisa—. Este es nuestro comienzo.
Yo asentí, pero mis manos temblaban. No era miedo exactamente… era una mezcla extraña de emoción y vacío.
Él me rodeó con los brazos por detrás sintiendo su tremendo bulto… este hombre solo piensa en sexo y apoyó su barbilla en mi hombro.

—Estás muy callada chiquita —susurró—. ¿En qué piensas?
—En mi mamá —dije casi en un hilo de voz—. En que tal vez la lastimé.

Jordan me giró hacia él, tomándome por la cintura.
—Ya no pienses en eso chiquita, ahora me tienes a mí y a esto que tanto te gusta—me dijo, mirándome a los ojos— mientras se agarraba su tremendo, grandote y grueso penesote, que me hizo sonrojar.

Jordan ya estaba exitado, me apretó mis caderas y culote, estás muy rica Ari me gustas cada vez más, nena, ´Me colgué de su cuello y lo besé agradecida, Me apretó de nuevo, me toqueteó todita, ...

... así nos fuimos calentando más y él aprovechaba para tocarme las piernas y mis carnosas nalgotas, me apretó contra una pared y mientras me besaba y me manoseaba me sacaba la ropa, quedé solo en calzones, él también se desnudó quedando en bóxer, que a esa altura parecía una carpa. 

Me llevó al sillón del living, se bajó el bóxer y me ordenó: - De rodillas perra, chúpame la pija. Yo lo hacía como desesperada. Así me gusta putita, eres mía, eres mi putita personal. Me agarró la cabeza y me hacía llevar el ritmo de la mamada. Lo hacía cada vez más rápido hasta que su pija empezó a convulsionar iniciando su descarga en mi boca. Me tragué todo, y se la lamí hasta dejarla limpia y brillante.

Entonces me dijo: Vamos a estrenar la cama. Me agarró del pelo y me llevó a la habitación. Así cazaban a las mujeres los hombres primitivos, las agarraban del pelo y las metían de prepo en la caverna. Me tiró en la cama matrimonial, se subió y se sentó en el respaldar, me hizo arrodillar y me dijo :- Chupa hasta que esté bien parada. Yo lo hice golosamente y en un instante estaba de nuevo rígida, preparada para dar otra batalla. Entonces me acostó, me puso boca abajo, y lentamente como me gusta me ´sacó toda la lencería mientras me ... decía al oído - Quée rica hembra me voy a coger, y me mordía las orejas. Yo me retorcía de placer, mientras empezó a lubricar mi culito y manosearme las piernas y las nalgas. Mis gemidos ya parecían gritos.

Hazme tuya por favor, le gritaba cógeme, culiame, ...