Ari: Prisionero de Mi Piel XX - Relatos Eróticos

Ari: Prisionero de Mi Piel XX

... labios con los suyos—. Oh, tú me sacas lo peor… y lo mejor al mismo tiempo.
Por la tarde, nos recostamos en el sofá, él abrazándome, y yo jugueteando con su cabello y mordisqueando suavemente su cuello.
—Eres una pequeña demonio —dijo, suspirando—. Me tienes completamente rendido.
—Y a mí me encanta cómo te rindes —le susurré, abrazándolo fuerte—. Hoy todo el día es nuestro, Jordan… y yo soy quien manda en estos juegos.

Y así pasamos la tarde, entre risas, susurros, caricias y provocaciones, yo totalmente confiada de mi cuerpo y de mi poder sobre él. Ya no había miedo ni culpa, solo placer, juego y pasión compartida.

Al caer la noche, nos recostamos en la cama, él abrazándome, yo riendo suavemente mientras mis manos recorrían su espalda y pecho. Me sentía feliz, confiada, segura de mi belleza y de mi poder sobre él, disfrutando de cada segundo de nuestra intimidad.

—Muñeca… —susurró, acariciando mi cabello mientras yo descansaba sobre su pecho—. No sé cómo alguien puede ser tan provocadora y al mismo tiempo rendida… pero me encanta que seas mía.
—Y tú eres mío —contesté, cerrando los ojos y sonriendo traviesa—. Solo mío, grandote.

Nos quedamos abrazados, respirando entrecortado, riendo y susurrando palabras melosas, disfrutando del placer de estar solos, felices y entregados el uno al otro. Cada rincón del departamento había sido escenario de nuestra pasión, y yo sabía que este juego de provocación y entrega apenas estaba comenzando.

Esa noche - madrugada no sé cuántas veces Jordán eyaculo dentro de mí, era un toro ese hombre, estábamos exhaustos pero felices, riendo entre susurros, jugando con cada caricia y provocación. Yo me sentía totalmente segura, traviesa, coqueta y enamorada, y él… completamente atrapado por mi entrega y mis juegos de poder consensuados.

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Gracias por seguir esta historia, me despido y es hasta un hasta pronto.