Jugando con mi sobrina
Fecha: 22/03/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... ella comenzó a pegarme en los brazos, sentí que ella deseaba tocarme. Liliana tenía piernas muy lindas. Apoyé mi mano sobre la pierna de mi sobrina. Pensé que ella deseaba que se la metiera entre las piernas. La puerta del dormitorio estaba abierta, había mucha gente en la casa, era peligroso que yo cayera en la tentación. Comenzamos a jugar. Ella jugaba con el teclado, yo con el mouse en la derecha y con la izquierda sobre sus piernas. Acariciaba las piernas de mi sobrina cuando escuché que alguien se acercaba. Quité mis manos de sus piernas. Entró su abuela para despedirse porque se iba a su casa. Las reglas del juego eran sencillas, un arquero debía matar al otro. Liliana jugaba con un personaje femenino. Al principio ella tiraba las flechas mejor que yo pero enseguida le tomé la mano a la fuerza necesaria según la distancia y ella perdió la ventaja de arquera experta. Más que aburrido el juego era demasiado infantil para una chica de 11 años. Liliana era muy inteligente, pero era una nena con gustos más infantiles que su corta edad. Ese era el problema yo la deseaba y ella era demasiado infantil. Yo tenía la verga dura y ella sonreía con ternura y picardía infantil porque me había flechado. Yo no debía tentarme, no debía tocarla ni aunque a ella le gustara y me buscara. Apunté y la maté de un flechado. -¡Ay! Me la clavaste en la concha- exclamó Liliana como si le doliera. -Fue en el ombligo- le dije. -Yo la sentí en la concha. Me desvirgaste tío. Le dije que si su papá ...
... escuchaba eso, él me mataba. Dejamos de jugar. Salí de su dormitorio pensando que a Liliana le gustaba tanto ese juego porque con él cumplía su deseo de ser clavada. Mi pequeña sobrina deseaba ser desvirgada. Más tarde, no recuerdo por qué, nos quedamos ella y yo solos en el comedor. Creo que mi hermana y su marido habían ido a comprar algo. Mi sobrina estaba de pie cerca de la silla en donde yo estaba sentado. No pude resistir la tentación. La tomé de una mano y la traje con suavidad hacia mí. Hice que se sentara sobre mis piernas. Pensando en lo que me había dicho cuando la fleché en el juego y acariciando sus piernas le pregunté al oído: -¿Cómo te quedó la conchita? Liliana sonrió sin decir nada. Sobre su camiseta, con la mano izquierda le tomé un pecho. Ella dejó de sonreír y siguió callada. Mi mano derecha llegó hasta sus calzones, acaricié su conchita. La nena abrió más las piernas sin decirme nada. Metí mi mano izquierda por debajo de su camiseta y llegué hasta sus tetas, sentí que las tenía pequeñas pero desarrolladas, tomé uno de sus pezones. Liliana entreabrió la boca pero no dijo nada. Los dedos de mi mano derecha encontraron la entrada a sus calzones de niña. Descubrí que ella tenía la concha peluda. Mi dedo medio ya estaba sobre la rayita que es el límite de sus labios, estaba mojada. Encontré un clítoris bien definido, lo tomé entre mis dedos, jugué con él. Liliana suspiro sin decir palabra. Entonces, con una mano sobre sus pechos y la otra entre sus piernas, me ...