1. SOY PUTA (IX). Conociendo a Gabriel


    Fecha: 23/03/2019, Categorías: Confesiones Autor: ekaitza, Fuente: RelatosEróticos

    Como decía en mi anterior relato (Mi primer trabajo), comencé a trabajar en un club que se encontraba a unos pocos kilómetros de mi pueblo. Mucha gente pasaba por allí cada día en busca de sexo, entre ellos gente de mi pueblo que cuando me reconocía, procuraba no cruzarse conmigo esperando que yo no les reconociera, y es que la hipocresía en mi pueblo estaba (y está) a la orden del día.
    
    A mí no me iba mal con aquel trabajo, no me faltaban clientes, aunque ya me estaba cansando un poco de los límites que nos imponían a las chicas. La comisión que se quedaba el dueño del club sobre nuestros precios era abusiva, e incluso a veces nuestra propia libertad se veía cortada, si se ponían chulos no podíamos irnos a casa hasta que ellos así lo decidieran. También tengo que decir que, aunque yo era la única española entre las chicas, aquel club no era de los que se beneficiaban de la “trata de blancas”. Las chicas sabían de antemano a qué venían a España, podían dejar el trabajo cuando quisieran e incluso podían vivir fuera del club si querían, elección que solía depender de si tuvieran gente en la provincia o acabaran de llegar.
    
    Como decía, no me faltaban clientes, incluso algunos se hacían habituales y venían al club buscándome a mí expresamente. Una vez apareció en el club un hombre alto, de buena planta, con pelo largo y algunas canas encima de las orejas y piel morena, que me volvió loca. Yo hasta entonces nunca me había acercado a un cliente, siempre me apoyaba en la ...
    ... barra y dejaba que fueran ellos quienes se acercaran, pero esta vez tuve el impulso de hacerlo. Mientras me acercaba, ví que otra chica se me adelantó y lo abordó agarrándole de la entrepierna, pero él se apartó y la rechazó. Luego se acercaron tres chicas más y decidí desistir, o esperar mi momento. Esperé cerca, apoyada en la barra y mirándolo, arriesgándome a que me abordara algún otro hombre y me tuviera que ir con él (estaba prohibido rechazar a los clientes, salvo casos extremos). Por suerte no fue así, y él se fijó en mí. Nos sonreímos y entonces sí que me atreví a acercarme a él. Aquel hombre me atraía sobremanera, y utilicé el recurso de mi juventud para tontear con él. No recuerdo cómo fue la conversación, la verdad que sólo decíamos banalidades, me invitó a una copa y antes de terminárnosla, ya estábamos subiendo a las habitaciones.
    
    Una vez dentro de la habitación, me iba a empezar a desnudar pero él se adelantó y empezó a manosearme por la espalda y a lamerme el cuello y las orejas. Se puso a masturbarme por debajo de la falda y yo, al palpar su paquete, pensé que se le saldría el botón de sus vaqueros. Se lo saqué y pude comprobar que era muy grande. Me dijo que antes de ponerse el condón quería que se la chupara y acepté sin reparos. Quería que aquel hombre me hiciera suya sin condiciones, me estaba volviendo loca por él. Yo seguí chupándosela con todo mi esmero, usando todos mis recursos hasta me hizo parar, diciéndome que si seguía le iba a hacer correrse en ...
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