Luna de miel de Selena
Fecha: 19/08/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... el bajo vientre. Comencé a desabotonarle la camisa, le solté el cinturón, luego los botones del pantalón, después la cremallera. Cuando vi el abultamiento en su calzoncillo me puse al límite; tomé su mano y lo conduje hasta mi habitación, mientras él se sujetaba el pantalón con la otra mano. Al lado de la cama volvimos a besarnos; Jaime me abrazaba fuerte, estaba excitado, un poco nervioso, torpe, el pantalón se le había escurrido piernas abajo y la presión de su pene era más fuerte. Intenté bajarle los calzoncillos, él se movió, se enredó en el pantalón y a punto estuvimos de caer los dos.
–Quítatelos, le dije, y mecánicamente obedeció.
Yo dejé caer la bata y quedamos frente a frente completamente desnudos, era la primera vez que nos veíamos así. Nuevamente se juntaron nuestros cuerpos, las bocas unidas en un beso apasionado y su sexo presionando contra el bajo vientre; me puse de puntillas intentando acercarlo al mío que era ya un río de deseo, y sucedió que en cuanto la punta de su pene rozó mi vello púbico, comenzó a eyacular; yo recibía los dulcísimos borbotones que resbalaban muslos abajo, tal era mi apasionamiento que tuve también un amago de orgasmo y me pegué a su cuerpo como una lapa, presintiendo que aquello era el principio del grandísimo deleite que vendría a continuación. Pero se quedó en eso, en presentimiento, fue el principio y el final. Jaime permaneció mustio, la cabeza baja, el miembro ya flácido colgando. Sin levantar la cabeza, dijo al cabo de un ...
... rato: tenemos que casarnos.
Al día siguiente comenzaron los preparativos y a los tres meses estábamos casados. Fueron tres meses largos, esperando el momento de poder gozar sin cortapisas de su cuerpo. Para la noche de bodas habíamos reservado habitación en un hotel de la ciudad, pero nada sucedió, Jaime había bebido champán, después nos tomamos unos combinados en compañía de los amigos y cuando llegó la hora de ir a la cama estaba bastante cargado, no por haber bebido mucho, sino porque nunca bebía y no estaba acostumbrado ni a los pequeños excesos. Se echó vestido sobre la cama y ya no fue quien de levantarse, incluso tuve que desvestirlo. Esa noche casi lo agradecí, porque también yo estaba cansada y lo que más me apetecía era dormir. Al día siguiente emprendimos viaje a media mañana rumbo a Galicia; el hermano de Jaime trabaja en una agencia de viajes y se encargó de prepararnos el recorrido de luna de miel. Dormimos esa noche en Orense, Jaime estaba apático y mohíno, lo achaqué al cansancio del viaje. Pasamos la mañana del día siguiente viendo la ciudad y después de comer nos fuimos al hotel; yo me metí en la ducha, lo llamé para que se duchara conmigo y no obtuve respuesta; al volver a la habitación él estaba en calzoncillos sentado en la cama, me miró sonriente, dijo que estaba muy hermosa y mientras le daba las gracias me abalancé sobre él; le costó quitarse los calzoncillos, pero al fin lo hizo. Me tumbé en la cama presta a recibirlo; con cierta agitación se situó ...