1. Mi encuentro conmigo


    Fecha: 28/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos

    Por la noche Daniela despertó dos o tres veces, tenía sueños muy extraños, más que pesadillas eran raros. No podía explicarlo, no entendía porque tenía esa sensación de miedo en su ser.
    
    Por la mañana, despertó y notó que la luz entraba por la ventana de enfrente ¿de enfrente? La ventana de su habitación estaba al costado derecho. Se levantó de un brinco y vio cada una de sus cosas, muebles, ropa, zapatos en su lugar, pero en otra habitación. La que ocupaba para ejercitarse. Luego escucho voces y le dio miedo. Le aterraba el pensar que se metieron a robar, no grito. Se acercó a la puerta y escucho con atención.
    
    —¿No vas a desayunar?
    
    —No amor, tengo junta. Pero en la noche te traigo la comida china que tanto te gusta.
    
    —Bueno mi amor, acá te espero con algo de vinito.
    
    —Me voy… dame mi beso.
    
    —¡TE AMOOO!
    
    La voz le parecía similar, era extrañó. Tan pronto escucho música, se decidió a salir. Increíblemente era música que a ella le encantaba, canciones clásicas de Don Omar con las que acostumbraba ejercitarse.
    
    Camino muy lentamente, estaba en su propia casa pero se sentía extraña. La música salía de lo que ella conocía como su recamara. Le temblaban las piernas, el corazón le palpitaba a mil por hora, pero seguía dando pasos. Cuando por fin llegó a la puerta y se asomó un poco, vio a una mujer en su elíptica, con sus leggings rosas. Además se parecía mucho a… ¿pero qué pesadilla es esta? La mujer levantó la vista y vio su reflejo y el alguien más detrás de ...
    ... ella.
    
    —¡HAAAA!
    
    —¡HAAAA!
    
    Las dos cayeron al piso al mismo tiempo, y se taparon la boca para contener otro alarido, se miraron fijamente, llenas de asombro y miedo.
    
    —¿Eres…?
    
    —¿Eres…?
    
    —Es que tu…
    
    —Es que tu…
    
    Hablaban en sincronía, se movían en sincronía, eran idénticas.
    
    —¿cómo te llamas?
    
    —Daniela, y tu…?
    
    —Da… Daniela.
    
    —Eres muy bonita.
    
    —somos… pero, ¿cómo llegaste aquí?
    
    —Aquí vivo, con mi esposo Paco
    
    —¿Estas casada?
    
    —¿Tu no?
    
    —No, ni loca.
    
    Comenzaron una conversación casi interminable, tenían las mismas aficiones, comían lo mismo, vivían en la misma dirección, aunque no sabían cómo era posible tal cosa.
    
    —Mira, llevamos casi seis horas aquí tiradas platicando. ¿Tienes hambre?
    
    —Muy poca.
    
    —Me baño y te preparo algo.
    
    —Yo te ayudo.
    
    La siguió hasta el baño, miraba sus caderas al caminar, era realmente hermosa y después de tanta plática se sentía compenetrada. Por fin alguien entendía sus emociones.
    
    —¿puedo…?
    
    —¿Qué cosa?
    
    —¿te puedo mirar mientras te bañas?
    
    —Claro, no veras nada nuevo. Te lo aseguro.
    
    Los movimientos delicados para quitarse la ropa, esa manía de esperar fuera hasta que el agua caliente comenzaba a caer, todo le gustaba. Luego venía ver sus labios delgados pronunciando cada palabra. Cuando la vio desnuda, supo que las horas en el gimnasio no eran en vano, las piernas tonificadas y esas nalgas que parecían reventarían los leggings, con los chorros de agua recorriendo su cuerpo. El jabón ...
«123»