1. Mi encuentro conmigo


    Fecha: 28/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos

    ... cubriendo su espalda. Cuando se dio cuenta, estaba tocándose excitada.
    
    Sin pensarlo, se acercó, le acarició la cintura. Sintió como se erizaba la piel de ambas. Daniela volteó para tomarle la mano, estaban frente a frente. Sus labios se fundieron en un beso, se acariciaron al unísono.
    
    —Eres bellísima
    
    —Tú también
    
    —me gusta mucho…
    
    —¿Mi olor?
    
    —Sí, ¿cómo lo sabes?
    
    —Me gusta tu olor, por cierto. No te quitaste la ropa.
    
    —Cierto.
    
    —Ven vamos a que te seques y a que te pongas algo.
    
    En cuando llegaron a la habitación cayeron una encima de la otra y de nuevo se besaron, esta vez sus lenguas jugaban y se tocaban sin tapujos.
    
    —Que ricas nalgas!
    
    —Gracias, igual me encantan las tuyas.
    
    Recorrieron cada parte de sus cuerpos a besos, sus muslos, los pezones, la espalda y los oídos. Ambas sabían que eso las volvía locas, fueron revolcándose por la cama hasta que formaron un 69.
    
    —La tienes rasurada.
    
    —así le gusta a mi esposo, así con poquito vello se te ve divina y sabe mmm deliciosa.
    
    Llevaban ya un par de orgasmos, no parecían cansarse de chuparse mutuamente, tanto que ni siquiera advirtieron la presencia de su esposo. Estaba en el umbral de la puerta con una bolsa de comida en la mano y la boca abierta, lleno de incredulidad.
    
    ¿Cuál de las dos era su esposa? Nunca le hablo de una hermana gemela. Y además Dios santo sabía que era imposible que existiera otra mujer como ella, rebasaba la perfección 97 de pechos 57 centímetros de cintura y un ...
    ... 127 de caderas que lo volvían loco.
    
    —Mmm mmm ¿amor?
    
    Salieron del aquel idilio de amor y voltearon al mismo tiempo.
    
    —Traje la cena, me puedes explicar… no sé cuál de las dos.
    
    —Ella es Daniela.
    
    —Si si mi esposa.
    
    —No, tu esposa soy yo…
    
    —Pero…?
    
    —Invítalo, hace semanas que no…
    
    —¿Quieres unirte Paco o seguirás cargando la comida?
    
    —Vamos a hacer lo que quieras.
    
    En lugar de irse encima de ellas, fue hasta el guardarropa y sacó un par de conjuntos de lencería.
    
    —Ponte esto y tu esto.
    
    Medias y cacheteros de encaje con ligueros. Un juego negro y otro blanco.
    
    —¿Y ahora?
    
    —Ahora empínense!
    
    Obedecieron y se juntaron al borde de la cama para luego levantar su culo al aire, se turnaba para hundir su cara entre sus nalgas para chuparles cada parte y sentir en su lengua el sabor de ambas. Luego uso sus dedos, frotaba sus clítoris tan rápido que se le dormían los brazos.
    
    —Haaa! Que rico!
    
    —Que delicioso haaa!
    
    En cuanto ellas tuvieron otro orgasmo y le mojaron las manos, el se acostó y les tomó la nuca para que así, con el culo arriba, ambas le mamaran la verga. Esa boquita dulce multiplicada por dos lengüeteaba su verga y jugaba con sus bolas mientras Paco el disfrutaba de aquella paradisíaca imagen.
    
    Después se recostó y jalo a Daniela hasta él y la sentó justo en su cara, mientras la otra Daniela lo cabalgaba, su lengua seguía moviéndose con toda la habilidad posible, ese elixir lo volvía loco. Luego, ellas cambiaron y él estaba feliz. ...