Cómo se goza a un Mister Gritón - Relatos Eróticos

Cómo se goza a un Mister Gritón

... la rascara, y la mordía cada vez para dejármela palpitando y rojísima. Ya parecía un pedazo de caña roja, pero no descansaba, con sus manos me pajeaba a la vez que tragaba hasta la mitad, me deboraba muy gustoso la cabeza, y lo detengo, para lanzarlo a la cama boca arriba. Ahora yo sobre el sentía que me metía mano en las nalgas y culo, por mi parte le uní mi verga a la suya y empezamos a coger así, se nos escapaban, se deslizaban, pero seguíamos en nuestra fricción de pipes. Bajo a su pecho y sin morderlo mucho me dirijo con mi nariz hasta su verga, la cuál trague gustoso, realmente era más gruesa de lo que pensé, bastante carnosa y poderosa, con un rico olor a cremita de bebé; también empecé a babear ante el sabroso pedazo de carne de Mister Tony; a él generaba excesivo placer, aunque no se comparaba con el que me presentó cuando pasando mi boca por sus huevos me abrió sus piernas de par en par. Encontré un oloroso culito blanquito que ya palpitaba entre sus nalgas como pidiendo verga. Lo saboree de lo mejor, podía comerlo, lo taladraba con la lengua y él ya gritaba literalmente. Tenía al mejor culo de la ciudad a mi merced, sabía que no se me escaparía. Con sus brazos sujetaba aún sus piernas y dejaba que le embistiera con la boca y por momentos le chocara la verga como una mandarria en aquel cerradito hoyo. Poco a poco cada vez se ponía más de ladito y obviamente observaba mejor su culote lampiño, que se estremecía cuando chocaba mis bolas a su raja, parecían unos ...

... redondos tomates rojos de tanto palo que le dí en ese culo, seguro le ardían de tantas nalgadas pero él no ponía queja. Los gritos de la tipa de la película no opacaban los suyos; ya lo tenía completamente boca abajo con sus brazos y manos sujetas al espaldar de la cama. Justo así te quería ver, le decía, mientras dejaba que escaparan sus affd,afff. Me apoderé de aquel culo, que comí como loco, lo lubriqué a más no poder y hacía presión con mi nariz intentando indroducirla también, con mis manos habría sus nalgas y las dejaba chocar en mi cara ya toda mojada de su baboso fruto. Mi cara olía rico, a un buen culo mezclado con verga. No aguanto más bebé, le dije mientas de una se la meti sin compasión. Apretaba sus manos con las sabanas, y yo con las mías las entrelazaba por encima de las suyas para tener mejor agarre y así no se me safara. Mi verga entraba y salía con fuerza de aquel culote, mis bolas chocaban fuerte de las suyas, pero sin duda lo mejor era el placer que me generaba ver chocar sus nalgas de mi vientre. Plss, plss, plsss. Y sus gemidos. Cada que podía le daba con mayor fuerza y él me pedía que me calmara, que lo reventaba, y así lo hacía pero por sólo unos segundos porque luego le daba aún más duro que la vez anterior. Podía tomar su culo, me sujetaba de su cintura y lo prensaba con más velocidad, subí mis piernas y me puse en posición fecal y lo bombeé sin descanso tomándolo de los hombros y luego del cabello. Poco tardó para ceder con mayor facilidad, ya estaba mas ...