Extraño, demencial, pero cierto intercambio de par
Fecha: 06/04/2019,
Categorías:
Intercambios
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Extraño, demencial, pero cierto intercambio de parejas (primera parte)
Hace unos 10 días se nos ocurrió, a mi mujer y a mi, acudir a un club de intercambio de parejas. La idea nos rondaba por la cabeza desde algún tiempo atrás.
Ninguno de los dos estaba realmente dispuesto a dar el paso pero, creo, que ambos queríamos ver hasta donde llegábamos antes de rajarnos y volver a casa. Podemos decir que nos estimulaba la idea, que nos producía morbo, pero en el fondo éramos incapaces de llevar a cabo nuestro deseo.
Llegamos pronto y esto nos sirvió de pretexto para salir a dar una vuelta con el pretexto de volver mas tarde. Salimos disparados, excitados y cortados a la vez.
Al cabo de una hora volvimos al lugar. Yo creía estar dispuesto a llegar donde fuese, mi esposa era evidente que estaba excitada pero no seria capaz de probar esta nueva experiencia. Nunca antes habíamos intentado algo parecido y Marisa es bastante tímida. A sus 30 años creo que solo se había acostado conmigo. Ella es frágil, menuda, y aparenta no más allá de 20 años.
Nos sentamos en la barra y pedimos dos copas. La concurrencia masculina examinaba a la recién llegada de un modo descarado. Marisa esta muy buena y tiene en su cara una expresión viciosa y lasciva que ciertamente no concuerdan con la realidad, ya que ella es mas bien inocente y tierna.
Dos tipos y una mujer algo ajada se acercaron casi de inmediato para conocer nuestras intenciones, preguntándole a Marisa si solo pensábamos tomar ...
... una copa o si veníamos a
"quedarnos un ratito bueno".
Yo, sin dar tiempo a Marisa para responder, y algo nervioso, les dije que queríamos ver antes de decidir, que por lo pronto íbamos a tomar la copa.
El mayor de los hombres, llamado por su nombre al camarero le indico que las copas las pagaría el. – Estáis invitados, si decides quedaros decirnos algo.
Dicho esto se marcaron a un rincón donde otros les esperaban. Cuando se sentaron, me di cuenta que éramos el objeto de sus miradas y el tema de su conversación. Parecían excitados, reían y bebían sin parar al tiempo que se besaban y metían mano con frenesí.
Siempre que miraba hacia su mesa alguien estaba mirando hacia nosotros y no dejaban de hacernos señas bastante explicitas que todos celebraban con gran énfasis.
Marisa estaba excitada pero nerviosa e incomoda. Me anuncio que quería ir al baño y después prefería volver a casa.
Cuando Marisa desapareció entre la gente, camino del baño no sabia si me alegraba la decisión de marchar o si por el contrario prefería aprovechar la ocasión .
Al instante una de las muchachas del grupo se sentó junto a mí en la barra y de inmediato coloco su mano sobre mi entrepierna.
No supe como reaccionar, y no reaccione. Ella comenzó a masajear y friccionar al tiempo que sonreía con picardía. Cuando conseguí reunir las fuerzas necesarias para reaccionar e intentar tomar las riendas de la situación otra mujer se sentó en el taburete a mi derecha y sustituyo a su compañera ...