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El capataz y el señorito 3
Fecha: 07/04/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
La lluvia en el campo parece más fuerte, los truenos asustan más y los ríos se revuelven por el agua que desciende desde el cielo. Bruno, el capataz de la hacienda galopaba bajo la lluvia buscando algo que se le había perdido y era de su propiedad, algo que tomó por la fuerza y que no dejaría se lo arrebataran, ese algo era Ricardo, el señorito de la hacienda y su patrón. Bajo la lluvia, el capataz llegó hasta el río cercano y no encontró a nadie, sólo se escuchaba el chocar de las gotas de lluvia contra el agua del río. Con voz gruesa y varonil, Bruno gritó: ¡Ricardoooooooo!. Sólo el eco respondió a sus llamados. la tormenta era más fuerte y el capataz decidió volver a la hacienda. En una cueva cercana al río, protegiéndose de la tormenta se encontraban Ricardo y Juancho. el señorito temblaba de frío pues su ropa estaba mojada. el joven peón al ver el temblor del rubio se acercó a él e intentó tocar su frente para ver si no tenía temperatura, pero Ricardo al sentir el contacto con Juancho no pudo evitar recordar las manos bruscas del capataz acariciando su cuerpo por lo que dando un manotazo dijo: ¡No me toques! Juancho: disculpe señorito yo solo quería ver si no tenía calentura porque tiembla mucho. Ricardo: es porque tengo frío, pero ya se me va pasar. Juancho: cómo se le va pasar, si su ropa está toda mojada. yo me la quité antes de echarme al río pero usté se aventó con todo y ropa. Ricardo temblando: por favor Juancho no hablemos de eso. Juancho: no señorito, no ...
... hablamos si usté no quiere pero mínimo debe quitarse esa ropa para que no se vaya enfermar. Ricardo: no tengo nada que ponerme Juancho y no pretenderás que quede desnudo. Juancho: bueno, pos si quiere póngase mi camisa en lo que su ropa se seca. Y el peón se quitó su camisa de cuadros y se la entregó al señorito, que por primera vez observó el fornido cuerpo del joven, un pecho amplio con algunos vellos, abdominales marcados y brazos musculosos formados por el duro trabajo. su pecho mostraba algunas cicatrices hechas por una vida dura. al verlo vinieron a la mente de Ricardo las imágenes del pecho lleno de pelos de Bruno, pecho que el señorito conocía muy de cerca al ser violado en varias ocasiones por el salvaje capataz. Juancho: ¿qué le pasa señorito? no tenga pena y póngase mi camisa. Ricardo: ah sí. gracias Juancho. Y Ricardo empezó a desabrocharse su camisa, pero se detuvo al ver que Juancho lo miraba fijamente. el peón al darse cuenta de ello dijo: eh creo que debo buscar algo, ahora vuelvo. El señorito se quitó su camisa y se puso la de Juancho, era una camisa más grande que la suya, porque el tamaño del peón lo superaba, aunque le quedaba floja sintió en esa prenda el olor del joven, aroma de un muchacho trabajador, que distinto, pensó, al olor de Bruno, aroma que él también tenía impregnada en su piel después de lo que el capataz le había hecho. Momentos después regresó Juancho con un poco de leña y le dijo al señorito que haría una fogata. La lluvia cesó y la noche llenaba ...