La reeducación de Areana (22)
Fecha: 20/08/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... Lucía y se puso de pie para saltar después hacia el costado del pupitre como impulsada por un resorte.
Areana la miró a su vez con los ojos agrandados por la desorientación e intentó balbucear algo, pero le fue imposible.
-¡¿Qué pasa, Gutierrez?! –gritó la profesora Godínez sorprendida por la actitud de Lucía, que luego de llamar degenerada por segunda vez a Areana dijo:
-¡Me tocó, profesora! ¡Ésta me tocó!
Areana, al comprender que ese artero comportamiento era la anunciada sorpresa, ocultó el rostro entre sus manos y se sintió invadida por la vergüenza.
-¡¿Còmo que la tocó?! ¡Expliquese, Gutiérrez!
-Me… me tocó ahí abajo, profesora… -dijo Lucía bajando un poco el tono de su voz, en una demostración de sus dotes histriónicas.
Los ojos de la docente se abrieron al máximo de sus posibilidades mientras su mandíbula caía con fuerza y quedaba ahí, dibujándole en el rostro una expresión estúpida. Segundos después se recompuso con esfuerzo y llamó a ambas alumnas al frente.
Lucía bajó la cabeza para ocultar una perversa mueca de triunfo y precedió a Areana, que parecía devastada anímicamente, con los ojos llenos de lágrimas, retorciéndose los dedos y ese balbuceo que no podía detener.
Ya con ambas alumnas ante ella, la profesora encaró a Areana con el ceño fruncido:
-Hable, Kauffman. –le exigió con todo severo mientras que, después de un silencio espeso, en el aula se extendía un murmullo que crecía en sonoridad.
-¡Silencio, señoritas!. –exigió la ...
... profesora para después repetirle a Areana:
-¡Explíquese, Kauffman! –pero la pobrecita era incapaz de articular palabra alguna, expuesta como lo estaba a semejante humillación ante toda la clase, Sólo sollozaba mirando angustiada a Lucía, que permanecía impasible mientras ocultaba hábilmente la profunda y malévola satisfacción que la embriagaba.
-Bueno, señoritas, vamos a seguir con esto al final del día de clases en la sala de profesores. Ahí las espero a las dos. Vuelvan a su pupitre.
-Sí, profesora. –dijo Lucía y una vez que ella y Areana estuvieron nuevamente sentadas le dijo al oído a la esclavita:
-Te voy a volver loca… Te voy a hacer mierda… -y con esa muestra de odio sádico logró que Areana se pusiera a llorar desconsoladamente. Al oírla la profesora estalló:
-¡Basta, Kauffman! ¡Me está arruinando la clase! ¡Salga del aula y quédese en el pasillo! ¡VAMOS, FUERA!
Areana obedeció sin dejar de llorar mientras se encaminaba hacia la puerta temblando y mirando al piso. En ese momento, ganadas por una morbosa calentura, Graciana, Rocío y Guadalupe empezaban a tocarse.
Llegó el final de la jornada de clase y Lucía llamaba con golpecitos de nudillos a la puerta de la sala de profesores, con Areana a su espalda.
-¡Adelante! –se oyó y cuando ambas alumnas entraron vieron a la profesora Godínez sentada a la cabecera opuesta de la mesa, observándolas con expresión dura.
-Vengan acá. –les ordenó y ambas alumnas obedecieron, Lucía con sádica expectativa, ...