Dulce y amarga amistad (05)
Fecha: 20/08/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... que con el ruido resultaba imposible entenderle. Román era un amigo de Demian, de su misma edad más o menos y siempre había sido amable conmigo, muy amigable para el agrado de Demian en aquellos días que decía amarme.
Continuaba a mi lado como una sombra grande, sinceramente era un gigante, jugaba a fútbol americano en la universidad y aún lo hace, con carita de niño y un cuerpo enorme, todo él un contraste
Cuando me retiré de la pista de baile para descansar me siguió hasta la mesa donde estaba con mis amigos, allí se podía hablar aunque suponía un esfuerzo entenderse y se inclinaba para hablarme en el oído.
-Demian ha vuelto definitivamente, estuvimos hablando y quiere que le relacione con algunas personas de mi trabajo, me alegro de que lo vuestro terminara y bien, sin enfados como me ha contado, ahora volvemos a nuestra antigua amistad y me deja el camino libre.
-¿El camino libre? ¿Para qué? -No necesitaba que me lo confirmara pero quería que lo dijera, de una vez y con todas las palabras.
-No he renunciado a ti, te sigo amando, deseando, y ahora puedo pensar que es posible que pueda haber algo entre tú y yo. –Le miré en silencio, Román no era un chico guapo de cara, solamente que la tenía con facciones de niño dulce, pero tenía otras cosas interesantes, Una familia muy rica e influyente, un cuerpo atractivo y proporcionado demasiado grande, y aunque a mí no me gustaba tanto, tenía varias chicas que no perderían la oportunidad de estar con él, o también ...
... chicos.
Sería una buena oportunidad para saber cosas de Demian, ya no le amaba o eso quería pensar, ahora le odiaba, no porque él me dejara por una chica, eso ya lo entendía, era porque en mi deseo de venganza me entregué a su padre para que me quitara la poca dignidad que me quedaba y él era el culpable. Miré a Román con coquetería y le mostré mi mejor sonrisa.
-Nunca me has sido indiferente Román. -Obviaba el que cuando me folló fue para castigar a Demian. -¿Por qué no podríamos ser amigos?, ahora no faltarás a la fidelidad con tu amigo. –Me cogió una mano y sentí como temblaba la suya grande y nervuda.
-Jesús, ¿no jugarás conmigo? Me estás dando esperanzas y…, no sé qué decirte.
-No digas nada, ten confianza en ti y llévame a bailar, esta noche quiero divertirme como nunca. –Román me sujetó de los hombros manteniendo la distancia que le permitían sus brazos estirados mientras bailábamos, cuando cruzábamos las miradas le sonreía y estiraba el brazo para llegar con la punta de los dedos a su cara, y pasarlos por ella en una caricia provocativa para terminar en sus labios pasando las uñas por ellos.
Pieza tras pieza no perdía ocasión de tocarme de alguna forma y no me dejaba en ningún momento, cuando me alejaba porque otro bailarín conocido me llevaba sujetando mi cintura o mi mano, veía por el rabillo del ojo como nos seguía para recuperarme al momento que quedaba suelto.
Comenzó una pieza lenta, de música suave, de amantes, y muchos abandonaban la pista. ...