La fantasía de mi esposo
Fecha: 21/08/2017,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Paty13, Fuente: CuentoRelatos
Mi nombre es Patricia y desde mi pubertad he estado marcada por una parte de mi anatomía que siempre ha sido el centro de atención. Desde bien joven con mis 155cm de altura, tener una talla 42DD de pecho es algo que llama la atención. Y mucho. Conforme iban pasando los años, que todos los chicos se fijasen en eso fue algo que llegué a considerar normal, si bien no acababa de satisfacerme que más allá de esto, muchos no descubriesen el resto de mi persona. Tras mis estudios conocí al que hoy en día es mi esposo. También aprecié en él esta fijación que cuento, pero fue más allá y tras una bonita relación de novios decidimos casarnos.
No voy a descubrir aquí que los primeros momentos de casados siempre son maravillosos, con sexo muy satisfactorio a cada momento y sensaciones de complicidad y felicidad. Pero el paso del tiempo va cambiando la magia de los primeros momentos por la costumbre. Sigue siendo satisfactorio, pero a veces queda la sensación de que falta algo. Y lo peor es que a veces, ni uno ni otro sabe qué es eso que falta.
Después de tres años de casados en los cuales mi esposo y yo hemos tratado de complacernos mutuamente, y con éxito, en una noche de fin de semana en la que mi marido estaba encima de mí, al tiempo que me penetraba con sus manos sobaba mis pechos. Su cara de evidente placer denotaba que su mente no estaba en el polvo que estábamos echando, y eso, aunque él no lo crea, yo puedo notarlo incluso en la propia excitación que me produce. Cuando se ...
... corrió (yo, como digo, no me excité tanto), se tumbó a mi lado y mientras me sobaba mis tetas quedó pensativo. Este silencio duró poco ya que girándose hacia mí me miró como para decirme algo muy serio e importante. -Tengo que decirte una cosa que no sé cómo te lo vas a tomar -me dijo. Yo, en ese momento viendo lo distante que había estado mientras follábamos me temí lo peor. ¿Estaría con otra mujer? ¿Pensaba dejarme? Estaba en ascuas mientras él, dudando aún si decirme lo que tenía pensado seguía callado. -Tengo una fantasía que me gustaría cumplir -dijo de sopetón. Suspiré aliviada. Mis temores se disiparon de golpe, aunque me quedaba por escuchar la fantasía que quería él.
-Pues tú dirás -contesté.
-Es sólo una fantasía, ¡eh!, algo que a veces ronda por mi mente.
-Ya, pero dime. ¿De qué se trata?
-Verás -dijo- Sabes que me encantan tus tetas.
-Sí, lo sé -dije interrumpiendo con cierta sorna.
-Pero he visto que muchos otros hombres se te quedan mirando por eso−continuó diciendo- A veces me he excitado pensando que un desconocido te las soba y le haces una de esas cubanas tan maravillosas que tanto me gustan.
- ¿Estás loco? -repliqué-. ¿Quieres que me líe con otro?
-Noooo -dijo presuroso-. No se trata de eso... lo que me excitaría sería ver cómo le haces una cubana mientras yo me masturbo.
-¿A ver! ¡explícate! -dije un poco enfadada.
-Mi amor, no permitiría que te hiciera nada más. Sólo ver como usa tus tetas. Ver como se excita con ellas y sólo ...