1. Historia de un descubrimiento


    Fecha: 21/04/2019, Categorías: Dominación / BDSM Sexo con Maduras Lesbianas Autor: carmen_garc, Fuente: xHamster

    ... yendo por tu entrepierna. Está claro lo que necesitas. No te preocupes putita, yo te lo daré – te dije mientras una carcajada se escapaba de mi pecho.Me fui al baño. Aquel hotel estaba muy bien equipado. No me engañaba. Encima del lavabo había todo lo necesario para el aseo. Y allí estaba. Una brocha, jabón y una navaja de afeitar de un solo uso.Volví a la habitación. Te quité la venda, quería que me vieras. Yo también quería estar cómoda así que me quité la chaqueta y la camisa. Me miré al espejo. La imagen que me devolvió me recordaba a la de las duras ejecutivas que aparecen en las películas porno. Me gustó. Volví a tu lado y abrí la navaja. Tus ojos querían salirse de sus órbitas. No sé que ideas pasaban por tu cabeza pero el terror se apoderó de ti. Empezaste a agitarte intentando soltar tus ataduras. Me excitó la situación. Salté sobre la cama y me senté en tu vientre. Te di una fuerte bofetada.Deja de moverte o esto podría hacerte daño – dije mientras ponía ante tus ojos la navaja.Comencé a deslizar la navaja muy suavemente sobre tu piel. Ésta reaccionó. Tu respiración se volvió mas agitada cuando sintió el contacto por el cuello. Fui bajando muy despacio. Tu pecho subía y bajaba aceleradamente. Cuando llegué a tu sujetador deslicé la hoja por debajo entre tus pechos. Un fuerte tirón y tus pechos fueron liberados. De nuevo me sorprendiste. Tus pezones estaban erguidos y duros. La hoja los circunvaló mientras se ponían mas duros aún. No pude resistir la tentación y ...
    ... mis labios se posaron sobre ellos, mi lengua los humedeció y te oí gemir. Pero aquel gemido no era de temor, era algo mas profundo. Continué mi descenso hacia tu sexo. Tus bragas siguieron la misma suerte que el sujetador. Estabas mojada, muy mojada y yo acerqué mi cara para llenarme del olor de tu sexo. Te moviste mientras mis manos acariciaban tu vello. No me dejabas otra opción. Busqué en tu maleta y conseguí pañuelos y cinturones que podían usarse de ligaduras. Inmovilicé tus piernas a las esquinas de la cama. En esa postura tu sexo se me ofrecía sin remilgos. Humedecí el jabón y unté bien la brocha. En poco tiempo tu pelo estaba cubierto de una deslizante capa blanca. Notaste el contacto de la hoja fría y de mis dedos estirando tu piel. La hoja se deslizaba suavemente por encima de tu pubis. No había dolor, era mas bien una extraña caricia y la tensión de que se me fuera la mano. Tuviste un escalofrío helado cuando la hoja se posó cerca de tus labios. Un poco mas y terminé Cogí una toalla, la mojé y limpié. Yo estaba absorta mirando tu sexo. Tomé un poco de crema hidratante y la deposité. Comencé a distribuirla arriba y abajo uniformemente sobre la piel resbaladiza, lisa, desnuda, caliente. Me resistía abandonar. La tentación era fuerte y dejé que mis dedos resbalaran hacia adentro, una, dos veces. Me rendí a la sensualidad de tu cuerpo. Era una sensación extraña y desconocida para mí. Nunca había probado el cuerpo de una mujer. Nunca había probado el sabor de un cuerpo ...
«12...456...11»